Por Daimarelys Pérez
De la redacción de Cultura de Prensa Latina
Su mamá también es para ella un referente importante, pues fue una de las cantantes más destacadas de los años 60 y 70, de la llamada Década Prodigiosa, en la que intérpretes como Rafael, los Bee Gees, Bonny M o Los Fórmula V abarrotaban las listas de éxitos.
De ese grupo salió Marisol, con quien el bailarín tuvo uno de sus matrimonios y es madre de sus tres hijas.
La solista, cuyo nombre es Josefa Flores -alejada actualmente de los escenarios- popularizó en España y en Cuba el tema «Tengo el corazón contento» y es la que trajo al mundo a María Esteve Flores, actriz, que incluye entre su filmografía «Más que amor, frenesí» (1996); o las series de televisión «Sabuesos» (2018), «Supernormal» (2021) y Doctor Mateo, del año 2009.
Me rodea desde muy chiquita el arte, están mis hermanas, aunque una es psicóloga, Tamara Esteve, y estudiosa de las letras, pues Celia Flores sí es cantante y nos desarrollamos en esa área como zona de confort, en la cual nuestros padres nos inculcaron valores, la estética y belleza de la vida y el respeto a la cultura, narró durante una reciente visita en La Habana.
Esteve también fue ganadora del Premio de las Artes Vicente Montfort 2020, galardón anual otorgado por la Comisión de la Falla de las Artes en honor a su inspirador y la estrecha relación que mantuvo con el mundo cultural.
Cuando mi mamá era jovencita vivía como en algo sobrenatural en nuestro país, afuera también, pero en España se hacían muñecas llamadas Marisol, libros de cuentos, libretas y ahora le toca descansar un poco, confesó Esteve, miembro de la Academia de las Artes Escénicas de la nación ibérica.
También se refirió a la felicidad de su madre por ver encaminado el trabajo suyo y el de Eugenia Eiriz, última esposa de Gades, quien estuvo a su lado hasta el momento de su muerte.
Eiriz es, además, la directora general de la Fundación, y entre ambas tienen la tarea de llevar al mundo toda la enseñanza de quien fuera, aparte de bailarín y coreógrafo, guionista, maestro de ballet y actor.
LABOR DENTRO DE LA FUNDACIÓN ANTONIO GADES
Con una ardua labor, desde el deceso de su padre, como directora de la Fundación Antonio Gades, Esteve se precia de llevar con orgullo sus funciones en la institución a fin de preservar el legado del coreógrafo, aunque eso signifique dejar un poco de lado su camino en la actuación.
Independiente a este patrimonio, tengo una trayectoria como actriz desde los 18 años de edad y he labrado un camino artístico, al margen de los nombres de mis padres, carrera que me costó muchísimo tiempo, esfuerzo y trabajo, más aún, teniendo a esos dos «monstruos» como guías, expresó.
La meta la conseguí, pero en un momento determinado de mi vida, con los personajes de las películas y todo ese boom cinematográfico en plena efervescencia, se detuvo mi actividad en el cine y la televisión para dedicarme al proyecto en honor a mi padre, quien nos dejó ese legado tan majestuoso que requiere de un cuidado, una atención y un mimo impresionantes, subrayó.
Así Esteve, dejó un poquito apartada su profesión, desarrollada desde muy joven, para consagrarse a preservar ese tesoro, más que familiar, internacional y de enseñanza a la comunidad.
Como persona crecí en Cuba y hablamos de la primera vez que llegué a este país, sería por el año 1978; he visto crecer también a los de mi entorno, a mis amigos tener hijos, he cantado las canciones infantiles de aquí y soy prácticamente cubana, contó orgullosa.
Para esta marplatense, de nacionalidad española y radicada en la nación antillana durante algunas etapas de su vida, las personas que configuran su círculo de seres más queridos en este país forman parte de su manera de ser, de estar, de pensar y de su escala de valores.
Toda esa filosofía de vida viene por la educación recibida, pero también de la influencia que tiene Cuba para su familia.
Sigo manteniendo esa herencia artística, sobre todo, de mi padre y en consecuencia, su grito de guerra en alto viene a través de las coreografías; volver a estar aquí después de 12 años nos deja el trabajo más duro que es pelear contra el olvido, acotó.
En ese sentido, Esteve se refiere al momento siguiente a algún evento, como el caso del fallecimiento de un familiar, o después de un hecho histórico con un período reciente en el que es muy fácil enfocar lo sucedido.
Pero, según la artista, cuando pasan las generaciones, las líneas sucesivas no saben nada de dónde viene cada cual.
Darse cuenta de lo que dejó mi padre para el mundo a nivel coreográfico es grandioso, porque no hay repertorio prácticamente en mi país de danza española sin su obra, es tremenda responsabilidad para nosotras, apuntó.
La Fundación, llevada adelante junto con Eugenia, representa algo más que un legado; significa un compromiso con mi padre, con el artista y con su compañía, manifestó la mayor de las hijas de Gades.
También una deuda con el esposo que supo ser y, en todo ello, trabaja la institución, igualmente, con la ayuda de los bailarines, técnicos y hasta los estudiantes graduados de las escuelas de ballet en las cuales enseñó, concluyó Esteve.
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