Sin embargo, el mes de julio está marcadamente ligado a esta figura de las letras cubanas, porque también se conmemora dentro de esta etapa la fecha de su deceso, dejando una vasta obra.
Como afrodescendiente, ubicó su producción literaria en la esfera de los procesos de mestizaje y transculturación, los mismos que denominó como «color cubano».
En 1920 Guillén comenzó a publicar versos y a colaborar en revistas de su ciudad natal y en 1922 conformó un volumen de poesía bajo el nombre de «Cerebro y corazón», marcado por la estética del modernismo, publicado medio siglo más tarde en sus Obras completas.
Después de trabajar en la organización y dirección de un periódico camagüeyano, como corrector de pruebas de la misma publicación y luego redactor de mesa en el propio diario, entre otros oficios, regresó a esta capital a la búsqueda de un cambio de vida.
Allí se intensificaron sus intereses literarios e intelectuales. Guillén conoció al poeta español Federico García Lorca, quien viajó a Cuba a pronunciar unas conferencias invitado entonces por otro de los excelsos intelectuales de la isla, Fernando Ortiz, también etnólogo, antropólogo y jurista.
Fue la época en que Guillén conoció en La Habana al gran poeta negro estadounidense Langston Hughes, vinculado al Renacimiento de Harlem, un movimiento cultural centrado en la ciudad de Harlen, Manhattam, Nueva York.
La amistad e influencia con este literato fueron6 para Guillén sumamente importantes y en abril de 1930 escribió sus «Motivos de son» que, al publicarse en el Diario de la Marina, lanzaron al novel poeta a una especie de celebridad polémica, pero de amplia resonancia popular.
Sucesivamente estos poemas comenzaron a musicalizarse por diferentes compositores, entre ellos, Alejandro García Caturla y los Grenet.
En 1931 publicó «Sóngoro cosongo», poemas mulatos, un libro de mayor estatura artística y de vocación reflexiva sobre la cultura cubana.
Al año siguiente, Guillén recibió una carta de admiración de parte de Miguel de Unamuno, como la confirmación de su vocación poética. Hasta 1934 maduró gradualmente su modo de ver y analizar la realidad cubana, incluso, caribeña.
Al producirse ese mismo año en Cuba el golpe militar de Fulgencio Batista, su nuevo poemario, «West Indies, Ltd.», daba cuenta de su crecimiento intelectual con posiciones críticas debido a la situación que atravesaba el país.
Otras obras de Guillén son «Poemas mulatos» (1931) «Elegías» (1948) y «Tengo» (1964), además, de poemas para niños y mayores de edad (1977-1978) «Por el mar de las Antillas anda un barco de papel».
«La Muralla» es otro de los poemas más conocidos de Guillén, musicalizada por los españoles Ana Belén y Víctor Manuel.
Participó en congresos internacionales sobre cultura, recibió varios galardones como el Premio internacional de Poesía Asan (1938), el Premio Viareggio (1951) Premio Lenin de la Paz entre los Pueblos (1954) y ganador, además, del Premio Nacional de Literatura (1976). Ingresó en el Partido Comunista de Cuba en el cual militó hasta su muerte el 16 de julio de 1989.
Nicolás Guillén está considerado el Poeta Nacional de Cuba.
En 1975 el cantautor cubano Pablo Milanés publicó el álbum Pablo Milanés canta a Nicolás Guillén, a partir de once poemas.
Con motivo del cumpleaños 120, en su tierra natal se inauguró una estatua de tamaño natural, obra realizada por la escultora Martha Jiménez, pieza que representa a un caminante, en correspondencia con su gusto por recorrer la urbe, tal como enfatiza desde la obra «Mis queridas calles camagüeyanas», título de un poema y de crónica periodística.
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