Por Roberto F. Campos
De la redacción de Economía de Prensa Latina
En 2023, esa casa de comidas está en los primeros planos de los turistas que llegan de varias partes del mundo a La Habana, y buscan un rincón importante de la gastronomía y la historia insular.
Conocido como La Piña de Plata en sus orígenes, el bar-restaurante Floridita abrió el 6 de julio de 1817.
Su celebridad se apoya en la calidad del servicio que comprueban viajeros de los cinco continentes motivo por el cual la revista estadounidenses Esquire lo incluyó en 1953 entre los siete bares más famosos del orbe.
Cuenta con varias novedades, entre ellas, un concurso nombrado El Rey del Daiquiri con versiones anuales y cantineros tanto cubanos, como procedentes del Reino Unido, España y México.
En el Floridita laboran 55 empleados, entre ellos 18 mujeres, y durante su historia contó con dos ganadores del concurso Habanosommelier internacional (maridaje de bebidas, comidas y habanos), Zudlay Nápoles y Orlando Blanco, este último maître de la casa.
Este también es un restaurante de celebridades, pues por sus salones, especializados en mariscos y con una buena carta de habanos, pasaron Paco Rabanne, Naomi Campbell, Matt Dillon, Kate Mosse, Dany Glober, Jack Nicholson, Fito Páez y Jean Paul Belmondo, entre otros.
SIEMPRE UNA NOTA DE COLOR
La dirección del establecimiento recordó la proeza del Daiquirí gigante realizada el 21 de julio de 2012 durante los festejos por los 195 años del restaurante, uno de los sitios predilectos del escritor estadounidense Ernest Hemingway.
Otra de las novedades que aportó este lugar es la reciente realización de la III competencia El Rey del Daiquirí, trago inmortalizado por Hemingway, y que se apoya sobre todo en el ron ligero nacional.
BEBER 275 LITROS DE DAIQUIRÍ EN LA HABANA
Un Daiquiri de 275 litros resultó el primer trago el 21 de julio del famoso bar-restaurante habanero Floridita, confeccionado por sus empleados en una copa gigante, en busca de las páginas de los récords Guinness.
La novedad estuvo amasada durante todo un año a la sombra de Hemingway, quien hizo de ese trago el emblema de la instalación.
Decía: «Mi mojito en la Bodeguita del Medio (otro restaurante famoso cubano) y mi Daiquirí en el Floridita».
Una copa gigante fabricada por el artista cubano Lázaro Navarrete que, al desbordar su marca máxima de 250 litros, sobrepasó los 275 en una faena de 33 minutos, ante jurado y supervisión de la embajada británica.
Como principal ingrediente incluyó 88 botellas de ron Havana Club tres años, precisamente con el que de manera cotidiana se confecciona este preparado.
Pero no se trató de un récord para museos, pues ese recipiente gigante llenó mil 466 copas que se repartieron de manera generosa a los asistentes, entre ellos, directivos turísticos, gastronómicos y periodistas.
También un público sorprendido por la noticia, siguió la confección del trago, desde una pantalla que proyectó el proceso.
Los organizadores repartieron una tarjeta con la receta del Daiquiri: Jugo de media lima, una cucharada de azúcar blanca, cinco gotas de licor marrasquino, una y media onza de ron añejo tres años Havana Club y hielo molido.
Ubicado en el número 557 de la Calle Obispo, a las puertas de La Habana Vieja, constituye un sitio sumamente visitado y atractivo para los viajeros.
Esa fiesta de la culinaria, también tuvo su homenaje a Hemingway, quien bebía grandes cantidades de ese trago y cumpliría 113 años y viviera en Cuba por más de 20 años.
El Daiquiri es prácticamente una leyenda. Sobre su aparición existen diversas versiones, una de ellas, le sitúa desde principios del siglo XX por el ingeniero Pagliuchi, capitán del ejército libertador cubano, en la mina de hierro de Daiquirí.
En ese lugar de la oriental ciudad de Santiago de Cuba, el militar tuvo una entrevista con su colega norteamericano Jennings S. Cox y como en la despensa del norteño no encontró más que Ginebra o Vermouth, ron, azúcar y limón, mezcló algunos ingredientes para mitigar la sed.
La segunda versión data de 1898, cuando las tropas norteamericanas desembarcaron en la propia zona de Daiquirí, en su playa. El general Shafter unió ron, limón y azúcar y le añadió hielo para otorgarle el toque de distinción.
Con posterioridad, su verdadero realce ocurre en La Habana, atribuible al cantinero Emilio González, conocido como Maragato, de origen español. Pero su realce fue de la mano del español Constantino Ribalaigua Veri (Constante), precisamente en el Floridita.
Y todo ello aparece en la memoria tanto de este bar-restaurante como de la Asociación de Cantineros de Cuba (ACC) que ahora, y hasta 2024 celebra sus 100 años de creada, es decir, a partir de una versión anterior de esta entidad profesional y turística.
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