Durante un encuentro en esta capital con integrantes de la Agrupación Argentina de Graduados en Cuba (AAGra Cuba), Muro aseveró que la ELAM “es un proyecto grandioso y conservarlo es preservar la memoria del Comandante en Jefe”.
Tenemos la responsabilidad de mantenerla viva y hablar con orgullo de ella, afirmó.
Inaugurado en 1999, el centro está destinado a la formación de profesionales de la salud provenientes de diversas partes del mundo, en especial de Latinoamérica, y evidencia la proyección solidaria y humanista de la isla.
En febrero de ese año llegaron los primeros 327 estudiantes, procedentes de Nicaragua. Fue un gran reto y se mezclaron culturas y costumbres. Hoy tenemos más de 30 mil graduados de 120 países, destacó.
La ELAM ayuda a integrar el mundo. Sus médicos son diferentes porque llevan sensibilidad, humanidad y tocan el alma de sus comunidades. Escuchar hablar a los egresados y verlos trabajar me hace sentir más orgullosa de ser cubana. Valió la pena todo el esfuerzo, apuntó.
Muro señaló que se trata de una universidad que acompaña también desde lo humano, donde los jóvenes cambian sus vidas y conceptos, y tienen una segunda oportunidad.
Cuba les dio mucho, pero nosotros somos mejores después de tenerlos a ustedes, dijo.
Por su parte, Emilce Piazza, exalumna de la ELAM, agradeció la generosidad y grandeza del pueblo del país caribeño.
La universidad cubana es una experiencia de formación que nos transformó a nosotros, nuestras familias y comunidades. Muchos salvaron sus vidas por la oportunidad que tuvieron allí. La isla es el último bastión que nos queda ante la arremetida de Estados Unidos. Si ella no existiera, la derecha sería mucho más fuerte ahora, comentó.
En tanto, la Licenciada en Cultura Física y presidenta de AAGra Cuba, Paula Artesi, aseguró que la organización avanza en su fortalecimiento y mantiene estrechos vínculos con la Unión de residentes de la mayor de las Antillas en Argentina, también presentes en el encuentro.
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