El vicepresidente de la Comisión de Industria, Construcciones y Energía, Randel Coloma, informó que este deterioro se debe fundamentalmente al efecto de los eventos climatológicos, la rehabilitación y conservación a baja escala y el no cumplimiento del Programa de la Vivienda.
Trascendió además que el plan de la vivienda tiene un riesgo significativo de no cumplimiento en el año 2023 a pesar del gran esfuerzo y seguimiento realizado en los territorios.
Coloma explicó que al cierre del mes de mayo, se han concluido siete mil 221 viviendas de 25 mil 134 planificadas, que representa el 29 por ciento del plan del año; las Células Básicas Habitacionales (subsidios) se cumplen al 13 por ciento, ejecutándose solo 822, lo que corrobora que es el programa más atrasado.
En el plan de rehabilitación se terminaron 10 mil cuatro acciones constructivas, el 41 por ciento del plan del año, muy distante de las necesidades existentes.
Sobre la erradicación de pisos de tierra para el año 2023 mencionó que es muy baja en comparación con las necesidades existentes identificadas, algo similar ocurre con la supresión de cuarterías.
Las afectaciones climatológicas sin solución de años anteriores, aclara el informe presentado, constituyen una de las mayores insatisfacciones de la población: aún quedan afectadas 109 mil 185 viviendas y de ellas 60 mil 590 son derrumbes totales y parciales.
En la nación caribeña la construcción de viviendas está soportada por los recursos que se asignan en el balance nacional y en la mayoría de las provincias y municipios se evidencia la capacidad de producción de una diaria, como promedio, con el uso de materiales locales, aunque persiste el poco uso de los recursos endógenos.
Los diputados abogaron por una mayor calidad y terminación de algunos renglones de la producción local y destacaron la necesidad de propiciar la adquisición de tecnologías para la construcción de materiales y de las viviendas.
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