El escritor estadounidense en su discurso de aceptación del galardón otorgado por la Academia sueca en 1954, manifestó que «debido a que hemos tenido tantos buenos escritores en el pasado es que un escritor se ve forzado a ir más allá de sus límites, allá donde nadie puede ayudarlo».
Sus breves palabras recordaron también que siempre el escritor debe intentar algo que nunca se ha hecho o que otros han intentado y fallado; luego, a veces, con mucha suerte, tendrá éxito, resumió.
Y logros tuvo muchos con su obra este periodista y literato nacido el 21 de julio de 1899, autor de El viejo y el mar, y que llegó a convertirse en uno de los escritores más reconocidos de la historia.
Hemingway fue uno de los principales novelistas y cuentistas del siglo XX, y se le considera una de las figuras más emblemáticas de la llamada Generación Perdida.
No pocos de los estudiosos de su obra opinan que su agitada existencia, plena de experiencias disímiles y algunos excesos alimentaron la profundidad y riqueza expresiva de su literatura.
Reseñas sobre la polémica vida del escritor nacido en Illinois lo describen en un abanico de facetas como corresponsal de guerra y combatiente, mujeriego y bebedor, amante de las corridas de toros, boxeador, pescador, cazador y escritor célebre.
Hemingway escribió la mayor parte de su obra entre mediados de la década de 1920 y mediados de la década de 1950.
Ganó el Premio Pulitzer en 1953 por El viejo y el mar, escrita en Cuba, y al año siguiente el Premio Nobel de Literatura por su obra completa.
Publicó siete novelas, seis recopilaciones de cuentos, dos ensayos y una obra de teatro, y póstumamente se publicaron tres novelas, cuatro libros de cuentos y tres ensayos.
Al mundo dejó clásicos como Por quién doblan las campanas, Fiesta, Adiós a las armas, París era una fiesta, Las nieves del Kilimanjaro, Muerte en la tarde, y más.
El 4 de marzo de 1952 Hemingway escribió una carta a su editor en la compañía Charles Scribner’s Sons anunciando que había terminado la novela corta en la que lleva trabajando, desde hacía más de tres años.
«Esta es la prosa por la que llevo trabajando toda mi vida que debería leerse con facilidad y sencillez y sentirse breve pero teniendo todas las dimensiones del mundo visible y del mundo espiritual de un hombre. Es la mejor prosa que he escrito hasta ahora», aseveró.
Y era el punto final a El Viejo y el mar, novela corta que consolidaría su acceso al Nobel de Literatura y a la selecta cumbre de las letras universales.
Se suicidó el gran escritor el 2 de julio de 1961, a los 61 años, sin embargo, queda en la memoria una frase que el mismo hizo famosa: un hombre puede ser destruido, pero no derrotado.
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