Así se describió ante Prensa Latina el director de Mapa Salsero, un proyecto cultural que arribó a sus siete años y gracias al cual otros cientos de chinos conocieron sobre la isla caribeña.
«Cuba es mi segundo país natal, voy cada año», comentó este bailarín y coreógrafo que se ha empeñado durante la última década en acercar a sus conciudadanos a la música latina.
Mapa Salsero, que también funciona como academia de baile, enfrentó enormes retos para subsistir en los últimos tres años bajo la incidencia de la pandemia.
«Esto representó un gran desafío para la promoción del proyecto porque todo era a través de internet y tuvimos que reinventarnos, pero ahora que la vida vuelve a la normalidad tenemos mucha esperanza en llevar nuestra energía a más amigos en el futuro», señaló.
Sobre los viajes a la isla comentó entusiasmado sus intercambios con profesores del Instituto Superior de Arte y del Conjunto Folklórico Nacional, a los cuales reiteró la admiración por el trabajo que realizan.
El proyecto de Fido transformó la vida de Kitty Song, una de sus alumnas, quien tuvo un primer acercamiento casual a la música cubana.
«Yo pasaba por un restaurante occidental cuando vi a un grupo de amigos bailando con tanta pasión y entusiasmo que quise saber de qué se trataba, luego descubrí que yo también podía sentir esto y vivir la vida con más energía», dijo a Prensa Latina la joven china.
Para Kitty, Mapa Salsero le abrió las puertas al conocimiento de Cuba: «un país muy atractivo, donde pase lo que pase, no se renuncia a la cultura».
En cambio Tang Wan Li, de 61 años, ya conocía lo que la energía de la danza podía proporcionarle a la vida.
«Siempre me ha gustado bailar, pero cuando me acerqué a la música cubana vi que es más dinámica, entonces empecé a aprender hace 10 años», comentó.
Laogong, también sexagenario, aseguró a Prensa Latina que la música de la nación antillana le ha llenado la vida de placer y desde el 2005 empezó a aprenderla.
«Estoy con Mapa Salsero y Fido desde su fundación, le deseo muchos éxitos y espero que más chinos conozcan de este ritmo», apuntó.
La Embajada de Cuba en China también reconoció el aporte de este proyecto cultural al acercamiento entre ambos pueblos y felicitó a su director por los resultados en estos primeros siete años.
Cuando comienza la música, Fido es el primero en salir a la pista, hay cubanos músicos para tocar la tumbadora y otros bailan con los chinos.
De fondo la salsa de la isla y en momentos de climax los movimientos asiáticos llegan a ser tan tropicales, que a veces pierde uno la noción de que se encuentra en China.
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