El mandatario reveló al periodista y escritor Pascual Serrano los verdaderos propósitos de Washington para considerar a su país como patrocinador del terrorismo, de acuerdo con una injusta y unilateral lista publicada anualmente por el Departamento de Estado de la nación norteña.
Díaz-Canel denunció la similitud de la política anticubana del actual ocupante de la Casa Blanca, Joe Biden, y su predecesor Donald Trump, administraciones que sobre la base de narrativas calumniosas aplicaron y mantienen sanciones severas contra la isla caribeña.
El diálogo puso en contexto los supuestos ataques sónicos contra diplomáticos estadounidenses en La Habana; acusaciones nunca demostradas y que investigaciones recientes eximen de cualquier responsabilidad a la isla caribeña.
Se trata, argumentó el mandatario, de una operación calumniosa diseñada por el Gobierno de los Estados Unidos con el objetivo político de desmantelar las perspectivas de establecer relaciones diplomáticas entre ambos países, iniciados por el gobierno de Barack Obama (2009-2017).
El avance hacia lazos más constructivos y respetuosos contó con apoyo mayoritario en Estados Unidos y el gobierno de Trump se propuso desacreditar a Cuba y reconstruir la narrativa de la isla como Estado hostil, apuntó Díaz-Canel.
Las propias agencias de inteligencia del país norteño han desmentido las calumnias sobre supuestos ataques sónicos, lo que confirma la postura de Cuba, y de buena parte de la comunidad científica internacional; “sin embargo, el enfoque hostil ha quedado en pie y es el clima prevaleciente hoy con el actual gobierno de Biden”, denunció el estadista.
El presidente cubano explicó también el efecto letal de la inclusión de Cuba en la lista estadounidense de países patrocinadores del terrorismo. “Se trata de un paso marcadamente agresivo y de gran trascendía, dijo; “es más que una simple calumnia inaceptable que muestra el enfoque oportunista de Estados Unidos frente al flagelo del terrorismo”.
“Esa designación provoca un efecto amenazador contra las instituciones bancarias y financieras de casi todos los países y las lleva a rehusar tener relaciones con el país que quede designado, (patrocinador del terrorismo) como es el caso de Cuba”, argumentó.
En términos prácticos perdimos la relación con un grupo importante de instituciones bancarias y financieras del mundo y cuesta trabajo restablecer esos vínculos para el desempeño de la economía cubana, subrayó el jefe de Estado.
Reconoció que eso se traduce en desabastecimiento, incumplimiento de compromisos de pagos, dificultades para adquirir insumos para la industria, los servicios y el consumo de la población, al tiempo que desestimula la inversión extranjera y limita la cooperación internacional.
Razonó que con pretextos igualmente oportunistas, la administración Biden ratificó la inclusión de Cuba en la espuria lista; esta vez dando un espaldarazo al gobierno colombiano del presidente Iván Duque, que solicitada la entrega de miembros de una delegación de Paz del Ejército de Liberación Nacional.
“La conducta y las acciones del Gobierno de Duque, en contubernio con sectores anticubanos en los Estados Unidos, facilitaron los pretextos al Gobierno de Trump para recrudecer el bloqueo económico, financiero y comercial contra Cuba, y la ilegítima designación como estado patrocinador del terrorismo, que causa enormes costos humanitarios al pueblo”, manifestó.
Al responder a la persistencia de la política hostil norteamericana, a pesar del avance del proceso de paz entre las fuerzas contendientes en aquel país sudamericano, derivados de los Acuerdos suscritos en La Habana, Díaz- Canel ratificó que su Gobierno seguirá apegado a una ética, ajustado a los protocolos firmados en ese proceso negociador.
Asimismo, aseveró que su nación guarda una dolorosa memoria cargada de víctimas del terrorismo, y que el reforzamiento del bloqueo de norteamericano muestra la perversidad como recurso de la política imperial ante un pequeño país decidido a no rendirse.
El mandatario cubano conversó también con Pascual Serrano sobre la situación económica de Cuba tras la pandemia de Covid-19, y sus recientes reuniones con los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de China, Xi Jinping.
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