Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso fin en mayo a la emergencia global decretada en 2020 por la irrupción de la Covid-19, esta no ha desaparecido y continúa bajo vigilancia, aunque apenas se hable del tema y su impacto humano esté lejos del peligro que representó.
Medios como el diario Le Figaro y la cadena TF1 se hacen eco de los datos recogidos por la base Gisaid del Instituto Pasteur, la cual refleja que un 35 por ciento de las muestras de pacientes secuenciadas corresponden a EG.5, también llamada “Eris”, por lo que en suelo galo esta derivación de la variante Ómicron sería la dominante.
Sin embargo, expertos piden mirar con precaución las cifras, a partir de la significativa disminución de las pruebas de diagnóstico de la enfermedad que puso en vilo al planeta, con casi siete millones de muertes, de ellas 167 mil en Francia.
En su más reciente boletín, la agencia Santé Publique France identificó a principios de agosto un leve incremento de las remisiones a cuidados intensivos a nivel nacional relacionadas con la Covid-19.
La prensa recuerda que también en países como el Reino Unido y Estados Unidos fueron reportados aumentos de la incidencia de EG.5, la que pudiera ser más transmisible, pero menos grave.
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