Por Gabriel Molina, fundador de Prensa Latina, y Noel Domínguez
Porque Fidel Castro viajó al futuro para saber que el 26 de julio sería la fecha que simbolizaría el cumplimiento del programa de 1953, plasmado en La Historia me Absolverá, donde expuso su proyecto de gobierno osadamente y sin tapujos ante sus captores y los encargados de sancionarlo, cuando era solo una quimera.
Estuvo convencido que lo cumpliría con rapidez y celo inigualable. Porque ¡Fidel lo veía todo tan cerca!, decía Celia Sánchez.
El 13 de marzo de 1959 por primera vez se conmemoraba el asalto al Palacio presidencial, con el pueblo congregado ante la terraza sur de la aún residencia del ejecutivo en Refugio 1º, el entonces Presidente Manuel Urrutia sería el quinto orador de la jornada.
Pero la reacción del pueblo fue sorpresiva. La multitud se negó a escucharlo y clamó por las palabras de Fidel.
Tanta fue la insistencia que, aunque estaba previsto hablase esa noche en la escalinata de la Universidad, lo cual se explicó, al entonces Primer Ministro no le quedó más remedio que complacer a la muchedumbre.
Tal vez para neutralizar la delicada situación, el Comandante en Jefe comenzó con muestras de su característico sentido del humor, que la gente acogía con natural alegría. Junto a Fidel estaba un comandante del Ejército Rebelde –quien meses más tarde encabezaría una conspiración contra la Revolución-.
De repente, con cierta autosuficiencia le dijo quedamente: -Fidel, Fidel, estás haciendo reír en una conmemoración luctuosa. Era una falta de consideración, pues para los que escuchábamos, nos parecía difícil improvisar en tan inesperadas circunstancias y, con intención o sin ella, hacía más embarazosa la situación.
Sin embargo, Fidel continuó imperturbable su línea de pensamiento con otras frases en el mismo tono, hasta que en un momento dado dijo:
«Me he permitido algunas bromas, pues no parece hoy un día de luto, más bien un día de fiesta. ¿Fueron acaso el 10 de octubre y el 24 de febrero días de luto? ¿Cómo puede llamarse día de luto a fechas que marcan un jalón en las luchas por las libertades en nuestra Patria? Día de luto el 10 de marzo…»
Hizo una breve pausa y con más alta entonación continuó:
“¡Todas las demás, el 13 de marzo, como el 26 de julio, no serán jamás de luto, serán días de fiesta! El pueblo saltó literalmente como catapultado para apoyar con gran entusiasmo sus palabras, ante la eminente muestra de agilidad mental.
Desde ese momento, el 26 de julio se convirtió para el pueblo en la Fiesta Nacional de Cuba. ¿Lo habría presentido aquella mañana de Santa Ana en 1953?
Fidel comenzó en 1956 a romper el esquema de que se puede alcanzar el poder “con el ejército o sin el ejército, pero nunca contra el ejército”.
Resistió la ofensiva del ejército del dictador Fulgencio Batista y encabezó la contraofensiva estratégica hasta lograr la derrota del tirano, tras 74 días de incesantes combates que significaron la victoria final de su humilde Ejército Rebelde. Negoció con un alto oficial enemigo, aun intuyendo que lo traicionaría; le impuso la condición de no dejar escapar al tirano y neutralizó la doble cara.
Emplazó a uno de sus comandantes de columna oteando su futura deslealtad. Desde marzo de 1957 en la Sierra Maestra había avizorado de por vida su destino verdadero: el de luchar contra los norteamericanos, al ver lo que aviones made in USA habían hecho al bombardear la casa de un fiel campesino.
Inmediatamente después de la explosión de “La Coubre”, en marzo de 1960, previó cómo la agresión se desencadenaría en grandes proporciones por lo cual había que batallar a cualquier costo, en la Bahía de Cochinos para evitar que una cabeza de playa, durante más de 72 horas, sirviese de excusa a una intervención directa de Estados Unidos con todo su poder destructor.
El valiente modo en que defendió la soberanía de Cuba durante la invasión de Girón y después en la Crisis de Octubre con las 5 exigencias y la de los “cohetes morales”, llevaron a Che a exclamar “nunca brilló más alto un estadista”.
Asimismo fue capaz de darse cuenta que sólo la unión de las fuerzas populares de los tres continentes pueden conducir por las sendas de la liberación.
Girón, Viet Nam y Angola demostraron el valor de esa ética de la rebelión y la resistencia. Previó en un discurso en Camagüey el 26 de Julio de 1989 que la URSS podría sucumbir, y aun así, no desaparecería el socialismo.
Congratuló públicamente al político norteamericano Al Gore sobre su filosofía y conceptos en relación con el cambio climático. Elaboró teorías y sólidos argumentos, sobre ese tema, como lo impagable de la deuda externa, convocó científicos y académicos de todo el mundo; realizó eventos con participación internacional, expuso en todas las tribunas incluidas la ONU.
Impresionó hasta al Papa con su adelantado pensamiento pleno de ideas no sólo para el siglo XXI.
Visionariamente Fidel Castro en 1999 afirmó que «Internet parece inventado para nosotros».
El 12 de Abril de 2002 ante el golpe de Estado en Caracas, cuando la mayor parte de los revolucionarios en todo el mundo teorizaban sobre la necesidad de resistencia armada del presidente de Venezuela, hasta las últimas consecuencias al estilo de Allende, Hugo Chávez preservó su vida como se lo sugirió Fidel Castro y posibilitó una inmensa campaña a su favor en todo el mundo, lo cual facilitó su regreso al gobierno amparado en su pueblo que lo rescató de las garras golpistas y lo restituyó en la presidencia.
Juntos Fidel y Chávez validaron el legado de Bolívar, instrumentaron la unidad de los pueblos latinoamericanos fieles a lo dispuesto en el Congreso Anfictiónico de Panamá y dieron juntos los primeros pasos con el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de América) a los que se han ido incorporando un conjunto de naciones y ha resultado el embrión de la Confederación de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Ha librado y libró batallas en temas como el hambre en el mundo pobre por el incremento brutal de los precios mundiales de los alimentos, a causa de la elaboración de carburantes a partir del maíz y otros productos agrícolas.
Su campaña encontró eco en voces por doquier y provocó alertas de la ONU que condujeron a reducir a una escala menor tal empleo en los alimentos fundamentales.
Fidel Castro alertó sobre los peligros de la confabulación nuclear e invitó a Cuba a científicos destacados que se pronunciaron sobre “la lluvia acida” o “el invierno nuclear y su permanente falta de luz solar”.
Aunque no se eliminó el peligro real, esa reunión contribuyó al menos a una mayor toma de conciencia a escala mundial.
Pretendimos solo recordar ciertos álgidos momentos de su fecundísima vida. Algunos de ellos condujeron al compañero, Bouteflika a enunciar lo que podría llamárse inmersión en el futuro, don de la naturaleza o excepcional cociente de inteligencia y de voluntad.
Lo importante es que Fidel Castro alcanzó una altura inmensa que los verdaderos demócratas reconocen seriamente desde hace tiempo. Hasta Kennedy lo presagió en 1960 tras considerarlo “parte de la herencia de Bolívar”.
Aunque algunos del sol sólo ven las manchas,él es algo que la historia reconocerá algún día en su ciclópea estatura, orbe et urbis.
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