El ejercicio “multipeligro” se enfocó en las ciudades, en un ensayo de lo que se debe hacer ante un sismo y consistió en que sonaron sirenas y otras alarmas a las 15:00, hora local, y la gente buscó zonas relativamente seguras en el hogar. Al silenciarse las alertas, terminado el supesto sismo, salieron a los puntos ya previstos, tomaron mochilas con alimentos no perecederos, agua, abrigo y otros medios para pasar unos días sin techo y se dirigieron a los puntos seguros, indicados por la Defensa Civil.
En las zonas de playa, el ejercicio fue reaccionar de igual manera; pero, al concluir el imaginario terremoto, echarse a correr hacia zonas elevadas por si se producía un tsunami, algo muy posible cuando el epicentro es bajo el fondo del mar.
Un ejercicio similar realizaron las poblaciones expuestas a avenidas, aludes e inundaciones .
En Lima, terminado el supuesto terremoto, la gente abandonó edificios públicos y empresas, viviendas, escuelas, universidades, cuarteles y otras edificaciones, en tanto, la presidenta Dina Boluarte supervisó el simulacro desde un puesto de mando y felicitó al Ministerio de Defensa y al Instituto de Defensa Civil por el ejercicio.
Si bien está pendiente una evaluación general de la participación ciudadana, que a veces se relaja y baja la guardia ante ese enemigo agazapado bajo tierra, aunque en las poblaciones que han sufrido terremotos hace relativamente poco tiempo, el cumplimiento fue mayor.
Así ocurrió en las regiones norteña de Áncash y sureña de Ica, que sufrieron terremotos, la primera el peor, en 1970, que causó 70 mil muertos, y la segunda en 2007, cuando murieron casi 600 personas.
En ambos casos, Perú recibió la solidaridad internacional, en especial de Cuba, que envió brigadas médicas que permanecieron meses después de cada catástrofe y donó seis hospitales en la zona afectada por el sismo de 1970 y dos de campaña en Ica.
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