En total, más de medio centenar de territorios están bajo un elevado nivel de vigilancia, cuatro de ellos en el rojo (Ardèche, Drôme, Haute-Loire y Rhône), por la ola de calor que se instaló en suelo galo el jueves pasado y no se irá hasta el viernes.
La víspera se registraron valores históricos de temperatura en varias ciudades y comunas, como los 42,7 grados centígrados en Lapalaud, los 42,5 en Puy-Saint-Martin y los 42,4 en Vinsobres, localidades las dos últimas que ya habían reportado récords el día previo.
Para hoy son muchos los departamentos en los que el mercurio superará la barra simbólica de los 40, un verdadero desafío para la salud, que explica el llamado de autoridades a mantenerse hidratados, evitar el ejercicio físico fuerte y proteger a los más vulnerables.
Estamos preparados para este tipo de evento, aseguró ayer el ministro francés de Salud, Aurélien Rousseau, quien no obstante pidió «gran prudencia y vigilancia».
El episodio canicular genera preocupación, en un país donde a la ola de calor del 2003 le atribuyen 15 mil fallecidos.
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