En más de cinco siglos su armonioso desarrollo a la vera del caudaloso Yayabo, mantiene su Catedral católica del Espíritu Santo al centro, rodeada de irregulares callejuelas, palacetes, viviendas, plazas y una cultura de los siglos XVIII al XIX, declarado Monumento Nacional el 10 de octubre de 1978.
Para el director de la Oficina del Conservador, Roberto Vitlloch, esta fecha es propicia para realizar peñas en los centros educacionales, de trabajo y en las instituciones sobre hechos históricos, los hitos más importantes desde su primer asentamiento en Pueblo Viejo, cerca del rio Tuinucú, por el Adelantado Diego Velázquez.
Esa es una de nuestras plataformas, explicó a Prensa Latina, para elevar el saber entre la sociedad, en asumir la responsabilidad de ser un participante activo en el apoderamiento del conocimiento de nuestros antepasados, españoles, nacionales y emigrantes en la conformación de la villa.

Posteriormente se le designó su jubileo el 4 de junio, día en que fray Bartolomé de las Casas criticó en el sermón de la Pascua Pentecostal las injusticias, tiranías y crueldades de los colonizadores contra los nativos. Desde entonces al reverendo se le conoce como el Protector de los indios.
Para algunos estudiosos la pequeña población no tardó en el tiempo para ir en busca de tierras más fértiles y de mayor riqueza definidas por expertos de la conquista en las márgenes del Yayabo, su actual ubicación. Ocho años bastaron para quedar atrás el lugar de nacimiento.
De esa decisión existen diferentes versiones, una apocalíptica que se debió a una invasión de hormigas gigantes que horadaban el ombligo de los recién nacidos, otra y la más real, lograr una mejor ubicación geográfica y una fuerza de trabajo mayor para las encomiendas.

De acuerdo con informes a la corona sirvieron de preparación y provisión a las expediciones de Fernández de Córdoba a Yucatán, en 1517, y de Hernán Cortés contra el imperio de los aztecas, en 1518. En todas iban los nativos de mayor comportamiento con los conquistadores.
Entre las principales grandes obras están en una elevación la Parroquial Mayor (1680), que perdura hasta nuestros días, después surgen en la segunda mitad de siglo XVII la Ermita del Santo Cristo de la Veracruz y el Convento de San Francisco, dando paso al actual Parque Serafín Sánchez.

Para la doctora Alicia García, experta en temas de patrimonio arquitectónico, en la población del Espíritu Santo fue habitual construir lo nuevo sobre lo viejo, ofreciendo un rico perfil de edades superpuestas que la convierte en la más medieval de nuestras poblaciones primitivas.

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