El evento evoca los 125 años de las migraciones procedentes de la nación asiática y tiene como uno de sus ejes un panel teórico, que abordará la influencia de esa cultura en la producción artístico-literaria nacional, los deportes, la ciencia y las artes marciales, según publica el periódico local Sierra Maestra.
Las casas del Joven Creador y Micaela, los centros Allegro y provincial del Libro, junto a la Academia de Judo Hiroshima son las sedes principales de la cita, en la cual habrá también espacios para admirar los bonsáis, de la mano de cultivadores locales de ese símbolo de la cultura japonesa.
Un capítulo significativo en la huella de esa nación está en la familia de Keniche Fujishiro, oriundo de esas tierras, y una criolla lugareña en los comienzos del siglo XX, una saga recogida por la historiadora Lidia Sánchez Fujishiro, una de sus nietas, en un libro. Un japonés en Santiago de Cuba: una historia de amor, es el título de ese volumen, presentado en una de las recientes ediciones de la Feria Internacional del Libro de La Habana y convertido en una narración que trasciende lo testimonial y personal para fijar una impronta social notable.
En reconocimiento a las investigaciones de la intelectual santiaguera acerca de ese legado, el Gobierno de Japón le confirió la Orden del Sol Naciente, Rayos de Plata, que fue entregada por el embajador entonces de la nación asiática, Fujimura Kasuhiro.
El diplomático la felicitó, con la constancia del estampado sello del Estado japonés en el Palacio Imperial y con la anuencia del Primer Ministro, Abe Shinzo, desde el 3 de noviembre del 2 019.
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