Este acto, según documentos del propio sacerdote conservados en los Archivos de Indias, España, se dio en la homilía de fundación el 4 de junio de 1514 titulada Sermón del Arrepentimiento, en una ermita de construcción artesanal, posterior al establecimiento de Trinidad, en el sur del territorio espirituano.
La historiadora oficial de la villa del Yayabo María Antonieta Jiménez (Ñeñeca), es defensora de la veracidad de la presencia del clérigo dominico en momentos de la naciente comunidad cuando alzó su voz para dignificar a la población originaria ante los abusos y exterminio por los colonizadores ibéricos.
En conversación con Prensa Latina advirtió que el padre Las Casas, al trascender como Defensor de los Indios estaba denunciando las falsedades del cristianismo enarboladas por los conquistadores como salvadores de los indígenas.
Por su parte, la investigadora Hortensia Pichardo constata lo anterior y reseña: A la Villa de Sancti Spíritus le cabe la gloria de que en su suelo se haya escuchado por primera vez en la Isla una voz clamando por la libertad de los naturales.
Y afirma: voz que, si fue combatida por muchos, tuvo también muchos seguidores, y logró fijar la atención de los monarcas y del Consejo de Indias en el problema indígena y en la necesidad de hallarle soluciones más humanas.
Según estudiosos de la conquista de América el reverendo en su segundo viaje a Cuba hizo nuevas aportaciones a favor de los derechos de los indios, las cuales no fueron bien acogidas por los encomenderos y religiosos, pidiéndole al rey su expulsión de la isla.
Al iniciarse la conquista por Baracoa en 1510 el número de oriundos era de unos 112 mil, más de la mitad asentados en el oriente del país, y seis décadas después por el maltrato, exterminio y enfermedades traídas por los europeos se redujo a cerca de tres mil, hombres en su mayoría escribió el historiador Manuel Rivero de la Calle.
El rey Fernando el Católico al conocer las diversas opiniones constituyó las Leyes de las Indias -primera legislación de los Derechos Humanos de la historia- para la defensa de los nativos, decreto irrespetado en el Nuevo Mundo por sus detractores.
Otro hecho que mostró el sentido de libertad en la naciente villa, en la actualidad Monumento Nacional, es la llamada Rebelión de los Comuneros Espirituanos que le costó la vida al Alcalde rebelde Hernán López, apuñalado por el terrible Vasco Porcallo de Figueroa (1520), en un drama imperecedero calificado como el primer hecho popular revolucionario acaecido en América.
La muerte del regidor popular conmocionó a la villa a solo seis años de su fundación, entonces un villorrio de unas escasas decenas de vecinos y ya con una reducida presencia de indios maltratados por los conquistadores.
La versión hasta nuestros días de este suceso es que López fue ajusticiado por Porcallo, al negarse a acatar la voluntad del rey de España, Carlos I, quien había investido a Jorge Velázquez, hermano del Adelantado Don Diego Velázquez -con base en Santiago de Cuba- regidor oficial de la naciente villa.
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