La víspera, autoridades del país africano expulsaron al diplomático, a quien dieron un plazo de 48 horas para cumplir la orden.
Por su parte, la Cancillería francesa desconoció el ultimátum, alegando que esa decisión solo puede emitirla el gobierno legítimamente electo, encabezado por el presidente Mohamed Bazoum, considerado un aliado de París.
El 26 de julio los militares depusieron y arrestaron al mandatario de Níger, nación del Sahel otrora colonia de Francia, que mantiene allí intereses estratégicos como la explotación de uranio y oro.
La junta en Niamey acusa a la potencia europea de preparar una intervención militar.
París amenazó con un respuesta contundente si sus intereses son amenazados en el país africano, donde mantiene mil 500 soldados de la operación antiterrorista Barkhane, fuerza cuya presencia no es bienvenida por las nuevas autoridades.
Al respecto, el gobierno francés también alegó que esas tropas son fruto de un acuerdo con el presidente depuesto, al único que reconoce.
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