Uno de los atractivos de la muestra es que sus creadores se desempeñan como profesores de la Universidad de las Artes, institución educativa rectora de la plástica en Cuba.
La exhibición permitió el acercamiento a sendas propuestas artísticas, imbricadas y presentadas como estrategias de regulación del aprendizaje en la academia.
Sirvió de enlace entre proyectos artísticos diversos en tipos de técnicas, estilos y manifestaciones, entre las cuales destacaron la pintura, la escultura, la fotografía, la gráfica, el collage y el videoarte.
En cada una de las propuestas se evidencian discursos muy propios, que podrían parecer inconexos, sin embargo, encuentran su lugar idóneo en el salón y trazan una visibilidad orgánica, amena para el espectador, a través del diseño museográfico concebido por sus curadores.
Llamativo también resulta el uso del sonido que desde el inicio y hasta el final del recorrido encuentra también su espacio a través de determinadas piezas, auxiliadas de las facultades inmersivas del soporte sonoro para su consecución.
Lingua Franca apuesta por la relación entre arte y pedagogía, una de las principales claves que subyacen en el proyecto que asume, a conciencia, la función comunicativa de la creación y sus potencialidades para establecerse como medio de transmisión y recipiente de sensibilidades.
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