Por Roberto F. Campos y Armando Reyes
Periodistas de Prensa Latina
Navegar, interpretar la Naturaleza, vivir la aventura en un medio silvestre constituye un encanto particular asociado con los ríos que en muchos casos permiten la práctica del rafting.
Los ríos de Cuba son cortos, rápidos y de escaso caudal y muchos de ellos tienen cursos subterráneos por la gran cantidad de piedra caliza existente.
Informes del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) y del Ministerio de Turismo (Mintur) establecen dos vertientes: la del norte y la del sur.
El río cubano más grande es el Cauto y el más caudaloso, el Toa, ambos en el oriente del país.
En la isla mayor del archipiélago cubano y la Isla de la Juventud se cuentan 633 corrientes fluviales que desembocan superficial o subterráneamente al mar: 272 drenan un territorio de 32 mil 283 kilómetros cuadrados hacia el golfo de México y el Atlántico Norte, en general.
Mientras, 361 lo hacen hacia la cuenca del mar Caribe sobre un territorio de 48 mil 860 kilómetros cuadrados.
El territorio que resta (26 mil dos kilómetros cuadrados) pertenece a áreas sin un drenaje fluvial definido, a terrenos muy carsificados o a ciénagas y manglares.
Ninguna de las restantes islas del archipiélago presenta red de drenaje superficial alguna. La mayoría de los ríos de Cuba corren en las direcciones norte y sur, aunque existen algunos que lo hacen de este a oeste y son, precisamente, los más importantes en cuanto a longitud, cuenca y caudales.
El Cauto abarca territorios de cuatro provincias (Santiago de Cuba, Granma, Holguín y Las Tunas) y corre de este a oeste.
Los ríos más caudalosos de occidente, centro y oriente, respectivamente, son Hatiguanico (Ciénaga de Zapata, provincia de Matanzas), Hanabanilla (Alturas de Trinidad, Sancti Spíritus), con cursos de este a oeste, y el Toa (Grupo Sagua-Baracoa, Guantánamo) que lo hace de oeste a este.
Sin embargo, en el occidente cubano es más frecuente que arroyos de escaso caudal reciban importantes aportes subterráneos en determinados puntos de sus recorridos, como en el caso del Almendares, el Mayabeque, el San Juan y el Canímar, y La Yana en Ciego de Ávila.
Entre los más importantes, está el Cauto, de 370 kilómetros de longitud, provincia de Granma; Sagua La Grande, de 163 kilómetros, Villa Clara; Zaza, 155 kilómetros, Sancti Spíritus; Caonao, 133, Ciego de Ávila; San Pedro, 124, Camagüey; Jatibonico del Sur y del Norte 119, Sancti Spíritus.
Le siguen Las Yeguas, 117 kilómetros, Camagüey; Cuyaguateje, 112, Pinar del Río; Mayarí, 106, Holguín; Agabama, 105, Sancti Spiritus; y Toa, 100 kilómetros, Guantánamo.
EL CAUTO
Las finas aguas del Cauto nacen desde el lugar conocido como La Estrella, ubicado en el Consejo Popular La Colorada, en la finca La Fortuna enclavada en la Sierra Maestra a una altitud de 600 metros sobre el nivel del mar. Desemboca en el golfo de Guacanayabo. Sus alfuentes son el Caney, el Mefán Caña, el Yarayabo y otros arroyos como Los Guaos y Las Tusas.
Su cuenca comprende unos nueve mil 540 kilómetros cuadrados y beneficiada de la cual hay una población superior al millón 100 mil personas. En la actualidad está sometida a numerosos proyectos contra la contaminación y contra su agotamiento por el uso irracional durante años.
Esos planes consisten en proteger la flora y la fauna con reforestación, eliminar fuentes contaminantes y medidas de educación ambiental.
Algunos estudios muestran que la carga contaminante en el entorno del río llegaba a las 24 mil toneladas por año que, sumado el inadecuado sistema de irrigación de los cultivos, aceleraba la degradación de la vía fluvial.
Hay un notable efecto de evaporación por los altos índices de radiación solar e insolación en Cuba que, en el Cauto, llega hasta los dos mil 300 milímetros.
En 1959, el gobierno cubano buscó mejorar el ecosistema del río, al crear instituciones encargadas del respeto de las leyes y monitorización constante del comportamiento humano en la vía fluvial. Para paliar la desertificación se desarrolla un plan de reforestación a lo largo de sus márgenes y para disminuir las emisiones contaminantes, todo lo cual formó parte de un informe a la VI Sesión de la Conferencia de las Partes de la Convención de Naciones Unidas, celebrada en La Habana del 25 de agosto al 5 de septiembre de 2003.
arc/rfc