El cineasta falleció en la noche del martes a la edad de 78 años y fue gran amigo de Cuba, país con el cual mantuvo una estrecha relación profesional relativo al evento cinematográfico celebrado en la isla cada mes de diciembre.
Formó parte del jurado de Guion en varias ediciones del festival, con la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y con la Escuela Internacional de Cine y Televisión, de la cual fue jefe de la Cátedra de Producción de 1998 a 2000.
Colaboró con el cubano Tomás Gutiérez Alea como productor ejecutivo en «Fresa y chocolate» (1993) y «Guantanamera» (1995).
En su carrera se cuenta también la dirección durante dos ediciones del Festival Internacional de Cine de San Sebastián (1993 y 1994), del Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales, del Ministerio de Cultura en 2004, y director de Televisión Española, de 2005 a 2007.
Como parte de su labor crítica fungió como autor de los libros “Correspondencia inacabada con Arturo Ripstein”, “Nuevo Cine Alemán”, “Nuevo Cine Latinoamericano” y “Problemas del Nuevo Cine”.
El vínculo constante con el cine latinoamericano hizo que Estremera potenciara la realización de coproducciones con Latinoamérica y en el año 2006 recibió el Coral de Honor.
A decir de muchos, el cine español moderno «será completamente incomprensible sin él».
Estremera se vinculó al ámbito cinematográfico en 1963 cuando era miembro del Cine Club Imagen; además, de encargarse de hacer crítica de Séptimo Arte, la practicó también desde la óptica teatral en publicaciones como «Nuestro Cine o Primer Acto», «Cahiers du Cinéma» o Cinema 70.
Considerado un experto en cine de América Latina, colaboró además, con el realizador brasileño Glauber Rocha en «Cabezas cortadas» (1970).
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