El documento, que busca garantizar la no repetición de acontecimientos tan terribles como los del 11 de septiembre de 1973, aboga por respetar la Constitución, las leyes y el Estado de Derecho, condenar la violencia y fomentar el diálogo y la solución pacífica de las diferencias.
Según informó la Cancillería, al acuerdo, auspiciado por el presidente Gabriel Boric, se sumaron los mandatarios Andrés Manuel López Obrador, de México; Gustavo Petro, de Colombia; de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; de República Dominicana, Luis Abinader; y de Ecuador, Guillermo Lasso.
El texto también fue rubricado por los exgobernantes chilenos Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Ricardo Lagos, Sebastián Piñera y Michelle Bachelet.
En el Congreso Nacional cuenta con el respaldo de los partidos de izquierda y la centroizquierda, sin embargo, la coalición de derecha Chile Vamos y el extremista Partido Republicano se rehusaron a suscribirlo. Conocido también como Acuerdo de Santiago, el documento plantea, además, hacer de la defensa y promoción de los derechos humanos un valor compartido por toda la comunidad política y social.
Este compromiso fue presentado a los jefes de Estado y de Gobierno que participaron aquí en los actos de homenaje al expresidente Allende, quien murió de manera heroica durante el cuartelazo de hace medio siglo.
Tras el quebrantamiento institucional se impuso aquí una dictadura de 17 años, encabezada por Augusto Pinochet, que sumió al país en uno de los momentos más oscuros de su historia.
Según diversos informes, durante ese régimen se registraron más de 40 mil víctimas, entre asesinados, detenidos desparecidos y torturados, sin contar los más de 200 mil exiliados.
Todavía hoy se desconoce el paradero de más de mil hombres, mujeres, adolescentes y niños.
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