Parte de una labor ininterrumpida desde hace casi 25 años, ella, de la provincia Granma, llegó el 16 de diciembre de 2019 al suroriental departamento de Jalapa, municipio de San Carlos Alzatate, a 126 kilómetros de esta capital.
“La labor estuvo centrada en uno de los lugares más intrincados de la demarcación, incluso fui a brindarle asistencia como médico general integral a esas comunidades”, comentó a Prensa Latina.
El doctor Broche, de Villa Clara, arribó a la tierra del quetzal para prestar sus servicios el 3 de septiembre de 2019 y radicó en el hospital nacional del norteño departamento de Baja Verapaz, a 150 kilómetros de Ciudad Guatemala.
En la institución sanitaria era al principio el único especialista de medicina interna, “prácticamente atendía la parte de hospitalización y consulta externa”, describió a Prensa Latina.
LOS RETOS
Al ser licenciada en enfermería, me enfrenté a un reto bien grande, me tocó estudiar, superarme, porque en esas comunidades sin acceso a la asistencia médica, me llegaban muchos niños desnutridos, detalló Ricardo.
También embarazadas a término, ya listas para aliviar, y me tocaba activar a los bomberos, llamar al centro de salud permanente y acompañarlas hasta el hospital de Jalapa, amplió.
“Con el temor en el camino del parto, de una complicación, pero gracias a Dios y a nuestro Comandante Fidel Castro, que nos preparó en las adversidades, nos enseñó a ser humanos, solidarios, siempre estuve en la primera línea”, sostuvo.
Tengo la experiencia bonita de que una de las embarazadas, a quien asistí desde el inicio con el bebé bajo peso, pues logramos un parto excelente y la niña se llama Yulieth, contó.
Ellos venían de San Juan Tapalapa, departamento de Santa Rosa, y yo orgullosa porque la niña cumple tres años y todos los meses me mandan fotos como su madrina, relató Ricardo.
Broche, por su parte, enfrentó enfermedades infecciosas estudiadas en la carrera, pero sin chocar con ellas en la práctica, como fiebre tifoidea, ya en etapas con perforaciones intestinales, subrayó.
Además, tuberculosis, pacientes jóvenes con retrovirosis crónica, enfermos del virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH), “porque no hay prácticamente consejería, faltan las acciones de promoción y prevención de salud”, remarcó.
LA COLABORACIÓN
El potente huracán Mitch impactó Centroamérica a fines de octubre de 1998, y en el caso particular de Guatemala desplazó a cientos de miles de personas y durante las semanas siguientes aparecieron brotes de distintas enfermedades.
El gobierno y pueblo de Cuba ofreció inmediatamente su ayuda solidaria y envió con prontitud personal especializado.
El Hospital La Tinta, enclavado en el municipio homónimo, del departamento norteño de Alta Verapaz, devino símbolo de fraternidad, donde empezaron los cooperantes el 5 de noviembre de 1998.
“Lo que Cuba quiere demostrar es que sin un país de tan limitados recursos materiales y económicos puede hacer algo en nuestra área, el mundo industrializado puede infinitamente más”, expresó entonces el líder histórico de la Revolución cubana.
Un grupo de 19 profesionales de bata blanca, procedentes de Cuba, abarcaron en ese inicio el litoral Pacífico, al cual no podía llegarse por tierra a consecuencia de los daños en la infraestructura vial.
El día 14 de noviembre reforzaban otros 31, quienes rescataron del lodo el centro asistencial, pusieron en funcionamiento equipos almacenados y atendieron en uno de los escenarios más afectados tanto por pérdidas de vidas humanas como materiales.
El coordinador nacional de ese grupo solidario, Manolo Torres, en declaraciones a Prensa Latina aseguró que quién pasó por el hospital La Tinta aprendió el valor de una profesión que tiene mucho por hacer en un territorio como este.
En 1999, comenzó su andadura la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana, centro en el cual se graduaron mil 117 guatemaltecos, mientras ese año se firmó el Convenio entre Cuba y Guatemala, el cual dio inicio al Programa Integral de Salud.
El investigador y docente de la Universidad San Carlos de Guatemala Mauricio Chaulón consideró las brigadas médicas cubanas una muestra del internacionalismo más humanista y calificó de gran labor lo realizado por la nación antillana.
Destacó el área oftalmológica con las bien llamadas operaciones Milagro, “que le han devuelto la vista a miles de personas, o la intervención en regiones que el sistema precario local no contempla”, enfatizó.
El compromiso con la tragedia del Volcán de Fuego en junio del 2018 es invaluable. Asimismo, el trabajo durante la pandemia de Covid-19 en Guatemala fue heroico, acotó el Licenciado en Historia.
LA COVID-19
Ricardo expuso que fue una de las licenciadas en enfermería, especialista en terapia intensiva en una clínica en esta capital que asistió a la brigada médica cubana acá, algo que estimó muy sensible.
Fue ver a nuestros mismos compañeros, cara a cara con el virus SARS-CoV-2, incluso con el miedo a enfermarnos, pero gracias a Dios superamos esa otra situación, afirmó.
Broche apuntó que la consulta externa del hospital nacional de Baja Verapaz lo cerraron el 20 de marzo de 2020 por la pandemia y los contagiados los trasladaron a áreas que prácticamente no estaban concebidas para esa tensión.
Tuvimos –añadió- que llevar oxígeno adonde no había, con una instalación saturada para hacerle frente a pacientes graves, con tres ventiladores, difícil, con una alta tasa de letalidad.
Muchos pobladores con sus arraigos, tradiciones, por las cuales no asistían al hospital y cuando llegaban, ya en etapas tardías de la enfermedad, que había poco que ofrecerles, eso fue bien duro para nosotros, reflexionó.
Otro reto grande, resultó el enfrentar una situación imprevista, carentes de recursos, mientras los últimos tratamientos no llegaban al hospital departamental, pero bueno, se hizo todo lo posible y están los resultados, las vidas salvadas, la experiencia, significó.
La Brigada Médica Cubana cumplirá próximamente 25 años de labor ininterrumpida en esta nación con el reconocimiento y cariño de una población mayoritariamente indígena, rural e históricamente discriminada.
En Fray Bartolomé, Huehuetenango, Ixcán, Nebaj, Petén, con lenguas y costumbres diversas, parajes recónditos, sitios bien altos, fríos o de calor extremo, cada día igual amor infinito de hermano.
Yulieth Ricardo y Oscar Broche constituyen son dos nombres, con historias cortas de vida, entre cientos durante todo este tiempo en Guatemala, ejemplos fieles de la cooperación Sur-Sur.
*Corresponsal jefe de Prensa Latina en Guatemala
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