Según nota de prensa, Taladrid, junto a su esposa Araceli Herrero, representaron piezas esenciales para la puesta en marcha y funcionamiento de la primera institución cultural fundada después del triunfo de la Revolución del 1 de enero de 1959.
Desde su puesto en la presidencia, ejerció funciones determinantes en el ámbito de la producción del nuevo cine cubano, esfera en la que mostró una innata capacidad de trabajo, no pocas dotes de destreza, organización, profesionalismo e iniciativa personal.
Tales cualidades hicieron que durante 14 años, el presidente del Icaic, Alfredo Guevara, delegó en él disímiles responsabilidades como hombre de su absoluta confianza y lealtad.
Entre sus múltiples responsabilidades, Taladrid ejerció un papel preponderante en la obtención de copias para mantener la programación fílmica del país en los años 70 del pasado siglo, además de ocupar el puesto de vicepresidente del Icaic hasta 1973, indicó la información.
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