Los datos publicados por la compañía de análisis Leger indican que 63 por ciento de los entrevistados consideró propicio repensar los lazos referidos al reino europeo, un aumento de siete puntos desde marzo pasado.
Alrededor del 81 por ciento del total alegó que no se sentían apegados a la monarquía, en tanto 14 por ciento respondió que sí.
Si bien la muerte de la reina Isabel II provocó una avalancha de afecto en todo el mundo, los resultados del sondeo sugieren que su hijo Carlos III no logra ganarse la simpatía de los canadienses.
Poco más de la mitad de los encuestados, 51 por ciento, estuvo de acuerdo con la afirmación de que la monarquía en Canadá está obsoleta, no tiene cabida en el siglo XXI y que “tienen que deshacerse de ella”.
En comparación, 33 por ciento opinó que esa forma de gobierno es una parte importante de la historia del país.
Casi un quinto de los entrevistados aseguró que perdió su apego hacia la monarquía desde la muerte de la reina, mientras que la mayoría manifestó que su nivel de interés no había cambiado o que no tenían ninguno.
Canadá, al ser miembro de la Commonwealth de países del antiguo imperio británico, tiene al monarca de Reino Unido como jefe de Estado.
El rey es representado por el gobernador general, quien es nombrado cada cinco años por el soberano, con la asesoría del primer ministro, jefe del gobierno canadiense.
Para la pesquisa, los investigadores encuestaron a mil 526 personas en línea entre el 8 y el 10 de septiembre.
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