La primera ministra Elisabeth Borne y otras autoridades dieron la bienvenida al pontífice, sentado en una silla de ruedas, y a la delegación que lo acompaña, que participarán en los Encuentros Mediterráneos, foro que reúne a obispos de casi 30 países y a jóvenes de la región, con los temas de la migración y la ecología en la agenda.
Francisco, de 86 años, se puso de pie para escuchar la ejecución de los himnos la Marsellesa y la Marcha Pontificia.
Antes de partir hacia Marsella en un Airbus 380 de ITA Airways, el santo padre pidió desde la red social X (otrora Twitter) acompañamiento a su viaje con plegarias y destacó que los Encuentros Mediterráneos buscan promover caminos regionales de integración y colaboración.
El programa del ilustre visitante, el primer papa en viajar a la ciudad Focense desde 1533, incluye una estancia en la basílica de Nuestra Señora de la Guarda (Buena Madre), el homenaje a los marinos y los migrantes desaparecidos en el mar y la participación en el citado evento.
Mañana, Francisco recorrerá la avenida del Prado en el “papamóvil” para saludar a unas 100 mil personas que se esperan en el periplo y oficiará una misa en el estadio Vélodrome.
Hace unos días, el Elíseo confirmó la presencia del presidente Emmanuel Macron en la misa.
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