Macron, acompañado por su esposa Brigitte, y el sumo pontífice intercambiaron palabras antes de acceder a la instalación para el foro que aborda temas como la emigración y la cohabitación de religiones, con obispos de casi 30 países y jóvenes de la región entre los presentes.
El máximo dirigente francés y el santo padre se encontraron por cuarta vez desde que el mandatario llegara al poder en 2017, en el contexto de la primera visita de un papa a Marsella en casi cinco siglos, ya que la anterior data de 1533 por Clemente VII.
Francisco, de 86 años, comenzó temprano su segunda jornada apostólica en la urbe Focense, con su estancia en la congregación “Misioneros de la Caridad” en el barrio de Saint-Mauront, uno de los más pobres de la ciudad.
Ayer, el papa rindió homenaje a los migrantes muertos en el Mediterráneo y demandó un trato con humanidad para quienes arriesgan su vida para escapar de conflictos, la pobreza y desastres ambientales.
Frente a este drama se necesitan acciones, se necesita humanidad, compasión y oración, afirmó antes de pedir un minuto de silencio para los miles de fallecidos buscando un mejor futuro.
Además de acudir a los Encuentros Mediterráneos, el sumo pontífice realizará hoy un recorrido en el “papamóvil” por la avenida del Prado y oficiará una misa en el estadio Vélodrome.
wmr