Por Lourdes Pérez Navarro
De la redacción de Ciencia y Técnica de Prensa Latina
Se trata de un padecimiento frecuente y potencialmente grave; además, es complejo, heterogéneo y tiene una gran variabilidad, lo que genera un enorme impacto para los pacientes, sus familias y la sociedad en general.
Así refirió a Prensa Latina la máster en Farmacoepidemiología Mercedes Jiménez Martínez, especialista en Medicina General Integral y en Alergología, quien labora en el capitalino Hospital Pediátrico Universitario William Soler.
En el asma, las vías que conducen el aire a los pulmones se estrechan debido a la inflamación y la compresión de los músculos que rodean las vías respiratorias finas y causan diversos síntomas: tos, sibilancias, disnea y opresión torácica.
Ese padecimiento aparece a cualquier edad, con más frecuencia en la infancia, pero también suele brotar en la adultez y en la tercera edad, y en esta última resulta de gran importancia definir bien su diagnóstico, ya que en esa etapa de la vida surgen otras enfermedades.
Además, reduce la calidad de vida de quien la padece y tiene el riesgo de progresar en intensidad hasta producir daño e incapacidad permanente.
Estudios realizados en el nivel nacional muestran que la prevalencia en menores de 15 años es de un 13 por ciento y de forma global es de un ocho por ciento.
Si bien la mortalidad por la entidad clínica no es un problema de salud en el país, sí lo es y su repercusión sobre la calidad de vida y los desempeños social, educativo y laboral del niño, adulto y su familia.
ASMA OCUPACIONAL
El asma ocupacional es la forma más común de enfermedad pulmonar relacionada con el trabajo en muchas naciones.
Cuando este mal se manifiesta en la edad adulta, el ambiente laboral es una causa probable y se presenta cuando la persona se expone a la inhalación de sustancias que causan irritación o inflamación de las vías respiratorias, lo cual también puede empeorar en quienes ya la padecen.
Ciertos oficios y profesiones pueden desencadenar tal padecimiento, entre ellos: panaderos, molineros (polvo de harina), carpinteros, trabajadores de aserraderos (polvo de madera), de fundición (uso de plásticos) y sanitarios (contacto con productos químicos).
El diagnóstico de asma ocupacional requiere documentación detallada de la exposición a irritantes o alérgenos en el puesto de trabajo y evidencia de que estas sustancias causan los síntomas.
DESENCADENANTES
Existen factores que desencadenan las crisis de asma, como son la exposición al humo del tabaco, ácaro del polvo, contaminación del aire exterior, moho, mascotas, alimentos y sustancias irritantes.
De ahí la importancia de que los profesionales de la salud —comenzando por el médico general integral, que es el primer eslabón de la cadena— conozcan que para el control del asma son necesarios tres pilares fundamentales, subrayó la también investigadora agregada.
Ellos son: un diagnóstico correcto, un tratamiento adecuado y la educación al paciente asmático de una forma progresiva y continua.
En Cuba, dijo, existe un Programa de prevención y control del asma que es de referencia obligatoria para los profesionales de la salud que trabajan directamente con esta enfermedad.
Este tiene en cuenta los pilares básicos del tratamiento que resultan de gran relevancia para evitar que el asmático se descompense: educación y familia, control medioambiental con medidas de evitación de desencadenantes, tratamiento farmacológico, mantenimiento y seguimiento.
CONTROL Y PREVENCIÓN
En la actualidad no existe un tratamiento cura definitiva para el asma, pese a los avances terapéuticos, por lo que el objetivo fundamental es su control, enfatizó la especialista.
Todas las recomendaciones, guías y protocolos establecen el papel de la educación como elemento clave en el manejo y control de la dolencia.
Abordamos anteriormente los factores que pueden desencadenar una crisis, por tanto, si se hace un control adecuado de todos ellos, esta se puede prevenir, subrayó.
También es primordial cumplir con el tratamiento de control o mantenimiento indicado, y uno de los esenciales consiste en el uso de los esteroides inhalados, pues cumplen la función de disminuir la inflamación de las vías aéreas, causa fundamental del asma bronquial. En Cuba contamos con el beclometasona de 50 mcg y la fluticasona de 125 mcg, aunque sabemos que existen esteroides inhalados en otros países.
Asimismo, podemos mencionar el uso de vacunas sublinguales o subcutáneas producidas en nuestro país por el Centro Nacional de Biopreparados (Biocen).
Esa empresa de alta tecnología se destaca en el desarrollo de vacunas y medicamentos —cuando tenemos definidos los ácaros que son capaces de desencadenar el asma, lo cual se corrobora con las pruebas de alergia— que son empleados en los casos de persistencia ligera y moderada con resultados satisfactorios.
Los tratamientos son varios y siempre con el objetivo de controlar la enfermedad, pero es necesario aplicarlos individualmente en cada paciente, después de un interrogatorio y un examen físico exhaustivo y con una participación activa de este y su familia, precisó la experta.
“En mi experiencia de 22 años en la especialidad de alergia, específicamente en la edad pediátrica, (niños desde la primera infancia hasta adolescentes de 18 años), a los cuales le damos seguimiento en nuestra consulta, hemos obtenido resultados satisfactorios en la evolución de su enfermedad, con un control adecuado y libre de crisis de asma durante tiempos prolongados y hasta años”, destacó la profesora.
Las consultas de alergia, una vez que llegan a nosotros, son de mucha complicidad entre el paciente y la familia, eso ha hecho que tengamos buenos resultados.
“Por eso es importante que si desde la atención primaria se crea este ambiente, el asma puede tener un mejor control, y se lo digo porque antes de ser alergóloga fui médico general integral, y si se quiere se puede”, sentenció Jiménez.
Finalmente, la doctora emitió sus recomendaciones para los pacientes y sus familiares: tener un estilo de vida lo más saludable posible para evitar enfermedades y si ya la padecemos tenerla controlada a partir de dieta sana, ejercicios físicos, eliminar hábitos tóxicos, como tabaquismo y alcohol, evitar la obesidad y controlar los estados emocionales.
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