Tras el anuncio de fijar una tasa sobre las «infraestructuras de transporte de larga distancia», hecho ayer por el ejecutivo, y con la que espera recaudar 600 millones de euros al año, la directora general de Air France (AF), Anne Rigail, consideró que la medida provocará «una nueva distorsión de la competencia» que «perjudicará» a las compañías aéreas francesas.
El impuesto, orientado a gravar los beneficios de las empresas que gestionan los principales aeropuertos de Francia, acabará sin embargo repercutiendo en las compañías aéreas y así lo anunció la empresa concesionaria Aeropuertos de París.
Rigail recordó que AF ya paga “tres mil millones (de euros) al año en impuestos y tasas”, y aseguró que empresas de bajo coste como Ryanair, que opera en París desde el pequeño aeropuerto de Beauvais, “no sufrirían los efectos de esta imposición”, debido a que a esas infraestructuras no les afectará la ley.
“Si se observan los niveles de tráfico de los últimos 15 años, el peso de las compañías aéreas francesas ha ido disminuyendo año tras año. Para nosotros, esto significa una nueva distorsión de la competencia que nos perjudicará”, insistió la responsable de la aerolínea.
Por su parte el ministro de Economía, Bruno Lemaire, explicó al presentar el proyecto que “se trata de infraestructuras de transporte contaminantes, ya sea por carretera o por aire”, y para ello “la mejor manera de financiar» las inversiones «extremadamente elevadas» e «imperativas» que requiere la transición ecológica «es hacer que los que más contaminan contribuyan más», aclaró.
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