En un artículo publicado en su blog, el sociólogo y académico instó también a Washington a poner fin al criminal bloqueo (económico, comercial y financiero) al que somete a la isla desde hace más de 60 años, “uno de los más brutales actos terroristas de nuestro tiempo”.
Además, recordó que el país norteño “arrojó bombas atómicas sobre dos ciudades indefensas de Japón en agosto de 1945, aniquilando a centenares de miles de personas en pocas horas. También destruyó Vietnam, Laos, Cambodia, Afganistán, Iraq, Libia, Siria y despedazó a la exYugoslavia”.
Asimismo, “ordenó asesinar a Patricio Lumumba, Ernesto Guevara y decenas de líderes populares; y diseñó el siniestro Plan Cóndor mediante el cual ejecutaron y desaparecieron a miles de latinoamericanos”.
Pese a este horror, su clase dirigente se siente con la autoridad para determinar quién es terrorista, según su peculiarísima interpretación de ese término. El gobierno estadounidense redobla su agresión contra la heroica isla de Cuba y mantiene la infamia de Donald Trump (expresidente) y Mike Pompeo (exsecretario de Estado), aseveró.
Borón cuestionó a Washington por “acusar a un país cuyo gobierno, con el apoyo de Noruega, fue anfitrión y decisivo protagonista en la construcción del proceso de paz en Colombia y sigue en la actualidad empeñado en ese noble propósito”.
Contrariamente a lo que dice la derecha norteamericana y el bandidaje que tiene su guarida en Miami, Cuba jamás proporcionó armas u ofreció entrenamiento a los movimientos guerrilleros colombianos convocados a la mesa de negociación. Su misión fue auspiciar un diálogo y, en algunos casos, brindar atención médica a las partes involucradas en esas conversaciones, apuntó
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