Con el pretexto de explorar la génesis y evolución de los bailes sociales cubanos, la obra presentada en el Teatro Joyce de esta ciudad recorre desde la rumba hasta la salsa los ritmos de la nación caribeña, con la participación en vivo del compositor y músico norteamericano Ted Nash y el cubano Alejandro Falcón.
Tras siete temporadas anteriores en el Joyce, esta es la más compleja, dijo a Prensa Latina Fernando Sáez, director de Malpaso.
Una de las distinciones es la posibilidad de unir artistas de distintos frentes; desde los músicos cubanos y norteamericanos hasta el diseñador de luces que es venezolano.
Al mismo tiempo, la pieza del coreógrafo Osnel Delgado permite revisitar una tradición tan rica desde el lenguaje de la danza contemporánea y acercarnos de una manera celebratoria a esta tradición.
La colaboración tiene como antecedentes la relación artistica entre Nash y Falcón en el pasado Festival Jazz Plaza, vinculados además por trabajos anteriores con el reconocido jazzista Arturo O’Farril.
«Escribir para grandes formatos es maravilloso; para el músico es una actividad que te completa muchísimo. Luego, escribir para danza tiene otros cánones», agregó por su parte el pianista cubano, considerado uno de los principales representantes de su generación.
Para Una isla que baila, Falcón concibió la música, hizo arreglos y asumió el piano en un proceso ejecutado en la distancia hasta su reciente llegada a Nueva York para el estreno.
«A la vez tengo que hacer la conducción del espectáculo y estoy tocando el piano de solista en otras tres piezas, entonces el trabajo se hace más grande», añadió.
El espectáculo es una gran obra que consta de tres movimientos en los que la música recorre varios de los géneros más importantes de la cultura cubana.
No podemos olvidar que Cuba es un país de danza y música, apuntó el también compositor, nuestra cultura tanto hispánica como africana de disímiles lugares recoge importantes muestras de ambas manifestaciones.
Tras seis funciones anteriores, la obra cierra esta noche su temporada en el Joyce para luego viajar a Virginia, también en Estados Unidos, aunque sin música en vivo.
De acuerdo con el director de Malpaso, para el venidero enero la pieza se presentará con el formato completo en la inauguración del Festival Internacional Jazz Plaza, prevista en el Teatro Martí de La Habana.
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