Fue en la sala Camacuá, frente a la Rambla montevideana, donde el frío de la noche se disipó entre boleros, versos del poeta antillano José María Heredia, milongas, tangos, y la salsa que movió pies y cinturas.
Así se celebró en esta capital el Día de la Cultura Cubana, con evocaciones al padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes y en recordación en aquella fecha en que se cantó por primera vez La Bayamesa, devenida himno nacional de la isla.
Lo significó el escritor cubano Edel Morales, quien declamó versos suyos dedicado a la bandera de la estrella solitaria, «azul y blanca, con fondo rojo».
La embajadora Zulan Popa, miembros de la brigada médica oftalmológica cubana que presta servicios aquí, amigos de la isla, entre muchos otros, disfrutaron de la velada.
El coro «En Canto» (con una veintena de integrantes) y una pareja del cuerpo de baile del grupo «Salsa Casino Uruguay», antecedieron a la cantora uruguaya Adelaida Fontani, con acompañamiento de guitarra y temas de su compatriota Alfredo Zitarrosa.
Otro sudamericano, Ismael Smith, entonó su poema «Mate Dulce», «elixir de los pobres, para mascar el hambre y engañar a las tripas».
«Digo que no murió», de la poeta y ensayista Idea Vilariño, dedicado al Che Guevara, resonó también en la voz de Smith.
Entró entonces en escena el rapero Marcel Cabrera, el «Cubaguayo», quien elevó la temperatura acompañado del shekere, ese instrumento de percusión africano que Cuba hizo suyo y la crítica mordaz al capitalismo: «generan las crisis para vender las soluciones».
Acordes de rock y pop y letras de amor y más entregaron los del dúo «I como Ícaro en la antesala de un final que protagonizó Manolo Sánchez, el «Cubanísimo», con 30 años de vida aquí y recordado por sus actuaciones en el cabaret Tropicana de La Habana y su premiada actuación en el Festival OTI, 1993, en Valencia, España.
«El cuarto de Tula» y la «Guantanamera» cerraron la velada con la platea marcando pasos y desde el escenario un dúo de trompeta y saxofón entre Manolo y Felipe Herrera, que le dio sabor a Cuba a la noche montevideana.
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