En un encuentro cargado de simbolismos y con el encanto de sus poemas recitados en español y francés, el notable portador de la identidad de la isla volvió a sentirse presente en la instalación situada en pleno corazón del pintoresco Barrio Latino, en el cierre de jornadas que evocaron la riqueza cultural de la nación antillana.
Tengo, Guitarra en duelo mayor, Bomba atómica y otras composiciones literarias de Guillén sirvieron para recordar la vida y la obra del intelectual, considerado un hombre de vanguardia, tanto en el arte de la palabra como en el de la política, por su militancia revolucionaria.
Para el homenaje en la Ciudad de la Luz al promotor de lo negro y de lo mulato compartieron sus conocimientos y experiencias los poetas franceses Francis Combes y Jean Portante y la profesora universitaria Sandra Hernández, una estudiosa de la trayectoria de Guillén.
Se trata de una figura de la poesía cubana, latinoamericana y universal, capaz de combinar la vitalidad que viene de África y la herencia española, en un mestizaje propio de los colores de Cuba, comentó Combes, quien también celebró la fuerza del mensaje del nativo de Camagüey.
En ese sentido, resaltó sus denuncias contra el imperialismo y el racismo, y al mismo tiempo su capacidad de reflejar el amor.
Guillén es de esos poetas que consideramos necesarios, afirmó en el acto, al cual asistió el embajador de la isla en Francia, Otto Vaillant.
Momentos de particular emoción se vivieron cuando se escuchó un audio del poeta nacional recitando su emblemática composición Balada de los dos abuelos y cuando la cantante y artista Gretel Cazón interpretó De qué callada manera, acompañada por los presentes.
El homenaje puso fin a jornadas dedicadas a la cultura de la mayor de las Antillas en suelo galo, que incluyeron, entre otras actividades, la exposición “Disonancias, márgenes y fisuras. Retrospectiva del grabado cubano” y un concierto de Cazón en la parisina Casa de América Latina.
lam/wmr