Al ritmo del jazz y con el acompañamiento de imágenes en tiempo real, el escenario del Centro de las Artes de la comuna situada en las afueras de París capturó desde los primeros instantes a los presentes, y sin reparos se dejaron arrastrar por un mundo de acordes y melodías.
Las composiciones y el piano del maestro Vitier, la flauta extraordinaria de Niurka González, los tambores rendidos ante la vitalidad de Yaroldy Abreu y el exquisito contrabajo y la percusión de Abel Acosta conformaron una suerte de “dream team” que brindó una oportunidad de esas que se aprovechan, porque llegan una vez en la vida.
Tempo Habanero, Bienaventuranzas, Danzón Imaginario, Tarde en la Habana y Ritual, entre otras, sonaron adornadas por imágenes de la capital de la mayor de las Antillas, la mar revuelta, bailes tradicionales cubanos y juegos de luces, en perfecta armonía y atrevida exploración de las sensaciones humanas y su relación con la naturaleza.
Ha sido una novedad, yo siempre he estado poniendo música a las imágenes y ahora aquí en Enghien-les-Bains le han puesto imágenes a mi música, comentó Vitier a Prensa Latina tras la presentación, que culminó con el público de pie y prolongados aplausos.
El laureado pianista agradeció a las autoridades y representantes de la comuna y de su Centro de las Artes que hicieron posible el espectáculo, y en particular a Dominique Roland y Joan Giner por la concepción y la escenografía virtual y a la incansable promotora cultural Carmen Mayans.
También tuvo palabras de elogio para los músicos y calificó de una fiesta compartir escenario con ellos.
Para cerrar el programa el cuarteto tocó Oración por Cuba, pero esta vez sin el acompañamiento de las imágenes, para que, al decir de su compositor, cada quien pensara en la suya.
Motivado por la acogida y las claras muestras de que nadie quería dejar el lugar, Vitier entregó una despedida de ensueño, ofreciendo su tema escrito para la famosa película cubana Fresa y Chocolate, a 30 años de su estreno.
Tuve el honor de ponerle la música a esta cinta, que sigue siendo muy importante y no pierde vigencia, manifestó.
Enghien-les-Bains forma parte de la Red de Ciudades Creativas de la Unesco en la modalidad de las artes digitales, un espacio que en las últimas décadas ha tenido las puertas abiertas para diversas generaciones de artistas cubanos, gracias al trabajo y al empeño de personas como Roland y Mayans.
Muchas han sido las noches en la pintoresca comuna bañada por un lago vividas al ritmo de la música de la isla, y la de hoy es ya sin dudas una de las inolvidables.
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