Los servicios neonatológicos están en la mira de la población y las gestantes como fuente de esperanza y corazón del sistema sanitario en la mayor de las Antillas, así que la superación y la inventiva están en la agenda principal de sus especialistas.
Recientemente un recorrido de Prensa Latina permitió conocer de primera mano, las vicisitudes, perspectivas, la labor diaria de su grupo de especialistas, protagonistas en el arte de salvar vidas.
Su quehacer contribuye a la mejoría del índice de mortalidad infantil, que lamentablemente se ha visto afectado por diversos factores socioeconómicos en Cuba, a juicio de Adrianyi Pacheco, Jefe de la Sala de Neonatología.
Sobre el cuidado a los infantes, causas y consecuencias de los nacimientos prematuros, el galeno conversó con nuestra agencia para compartir varias de las interioridades de la institución.
“Hace tres años soy el mayor responsable de la Sala, sin embargo trabajo acá como residente desde 1994”, puntualizó.
“Hay muchos factores que influyen en la prematuridad y el bajo peso. Desde causa maternas: mamás muy jóvenes o añosas, las multíparas; hasta madres con problemas en el cuello del útero, que puede ser corto o abierto, que son abortadoras habituales”, explica el galeno.
Pacheco con una vasta experiencia en el tema señaló además que:“El cuello tiene un papel clave en mantenerlo intraútero al bebé”.
Un apartado especial de este problema lo adjudica Pacheco a problemas meramente genéticos de la progenitora.
“La mayoría o muchos de los abortos se producen por causas genéticas, la naturaleza es sabia. Y abortan antes de tiempo para que no lleguen a la malformación”, explica.
¿Cómo se detecta el problema antes de tiempo?
“Hay un programa de atención a la embarazada muy completo y que cada vez se complejiza más. El programa lo tiene todo previsto. Pero hay factores sociales”, señala.
Cuba y su sistema de Salud Pública enfoca con prioridad a instituciones como el Hospital Materno, especialmente aquellos dedicados a cuidar a los bebés que nacen de forma prematura.
Todo con el objetivo de que niños y niñas puedan crecer y desarrollarse de forma sana aunque vengan al mundo con 37 o menos semanas tras haber sido concebidos.
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