Bajo el título de Taller Nacional de Escamas y Regulaciones Pesqueras, el evento tuvo el propósito de contribuir a la implementación de sistemas de control y vigilancia, así como de alternativas para reducir el impacto de las pesquerías, indicó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Según explicó la fuente, el encuentro técnico formó parte de la iniciativa Conpescas Guacanayabo, puesta en práctica por el Centro de Investigaciones Pesqueras (CIP), con auxilio técnico de la FAO y financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial.
Inaugurado por la viceministra de la Industria Alimentaria Midalys Naranjo el evento contó con participación de investigadores del CIP, directivos de empresas pesqueras del país y miembros del cuerpo de inspectores de la Oficina Nacional de Inspección Estatal.
Entre los asuntos abordados estuvieron las propuestas de medidas regulatorias para la pesquería multiespecífica (tipo de pesca en la que son capturados simultáneamente peces de distintas especies utilizando un mismo arte o sistema), explicó la entidad de Naciones Unidas.
Dichas disposiciones, abundó, están basadas en estudios científicos y modelos bioeconómicos que muestran el estado de las capturas y la vulnerabilidad a la pesca de especies de interés comercial, entre ellas, la biajaiba, el pargo criollo, la sierra y el serrucho.
La disminución de las capturas en el Golfo de Guacanayabo durante los últimos 10 años amerita la revisión de las medidas de ordenamiento pesquero, consideró la investigadora del CIP Romina Alzugaray.
En la actualidad, argumentó la experta, se capturan especies de menor talla y valor comercial, las cuales integran la cadena alimentaria de especies de mayor interés para el comercio y la alimentación, lo que “incide de manera negativa en la biodiversidad de este ecosistema».
Con un monto de aproximadamente 1,3 millones de dólares, Conpescas Guacanayabo contribuirá a la conservación de la biodiversidad mediante el manejo de los recursos pesqueros y otros bienes marino-costeros del golfo de Guacanayabo, consideró la FAO.
Las zonas de intervención del proyecto son los municipios costeros de Amancio Rodríguez, en la provincia de Las Tunas; Manzanillo en Granma y Santa Cruz del Sur en Camagüey.
Allí, confirmó la institución, las principales problemáticas están vinculadas a la pérdida de la diversidad biológica marino-costera y el declive de las pesquerías, como resultado de prácticas insostenibles, la degradación ambiental y los impactos del cambio climático.
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