Esta es la primera vez que el estado francés es encausado por vulnerar el artículo 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, por «tortura o trato inhumano» contra Laurent Théron, quien perdió la visión de su ojo derecho tras ser alcanzado por una granada de mano anticerco (GMD) lanzada por un agente antidisturbios en el curso de una manifestación en París en septiembre de 2016.
Para el TEDH, cualquier uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policía puede considerarse, en virtud del artículo 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, una forma de «tortura» o de «trato inhumano o degradante», en función del grado de sufrimiento infligido.
En el caso del ciudadano francés Laurent Théron, que sufrió «dolores extremos» y una discapacidad permanente mientras se manifestaba pacíficamente, «podemos hablar de un acto de tortura en el sentido del artículo 3», explicó la abogada Céline Moreau, quien junto a Lucie Simon y Olivier Peter presentaron la demanda ante el TEDH.
Si Francia fuera condenada, en un proceso que podría durar dos o tres años, la decisión relativa al uso inadecuado de las GMD pasaría a formar parte de la legislación francesa, sino que sentaría un precedente entre los cuarenta y seis Estados miembros del TEDH.
Las fuerzas policiales francesas son las únicas de Europa que usan este tipo de armamento, del que nunca se ha evaluado completamente su potencia letal pero que en varios casos originó lesiones graves en manifestantes al dispararse en dirección a la cabeza.
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