Según especialistas del Ministerio de la Agricultura la sapiencia de la comunidad isleña se mantiene con importancia en el desarrollo de las vegas tradicionales y aportan a las del tabaco tapado y con las nuevas tecnologías para aportar capa los puros de exportación.
La mayor cantidad de descendientes de los llegados de las Afortunadas podemos encontrarlos en la zona central del país, principalmente en la población de Cabaiguán, Taguasco y Zaza del Medio, todos del territorio espirituano.
Estas tierras fueron y son apreciables, en especial las de Cabaiguán -de terrenos negros con propiedades excelentes y un microclima envidiable- que atrajo también a algunos emigrados de otras zonas de la isla.
Su fuerza laboral fue importante además para el emprendimiento de negocios comerciales e incursionar en el sector ganadero, privilegiado por estar el municipio surcado por la carretera y el ferrocarril.
Datos estadísticos confirman que cerca del 80 por ciento de la población cabaiguanense es de origen canario. Los emigrantes fueron el motor impulsor del desarrollo tabacalero y posteriormente de la industria azucarera.
La familia canaria también conserva las tradiciones de sus antepasados como muestra de la fusión cultural:la Danza Portadora de Pozas y otros grupos similares que celebran sus tradiciones todos los años.
El cronista Manuel Hernández, en su estudio Isleños en Cuba, estima que después de 1882 arribaron al continente americano más de tres millones y medio de españoles, de los cuales un tercio fue acogido por la nación caribeña.
La mayoría se estableció en el territorio habanero, mientras otros decidieron buscar fortuna en la región central, en especial en las zonas tabacaleras (Remedios, Santa Clara y Sancti Spíritus).
En la zona más oriental la presencia canaria fue escasa, con excepción de Camagüey (antigua Puerto Príncipe, villa fundada en 1514 por los españoles), donde benefició el desarrollo ganadero.
Datos de la época revelan además que, en la primera mitad del XVIII, cerca del 50 por ciento de los colonizadores provenían de las islas españolas. Entre 1913 y 1914 Cuba acogía a más del 85 por ciento de quienes salieron por el puerto de La Palma.
Los «guanches», gentilicio que se generalizaría para denominar a los pobladores de las Islas Canarias, llegaron a América con su devoción a la Virgen de la Candelaria, surgida en Tenerife en el siglo XIV, y sus tradiciones.
Mientras ellos se seguían reconociendo de los lugares que procedían: canarii o canarios, de la Gran Canaria; gomeros, de La Gomera; maxos o majoreros, de Fuerteventura; bimbaches, de El Hierro; benahoaritas o auaitas, de La Palma.
En la actualidad y con el tiempo y familiarización con las costumbres nacionales se sienten reconocidos cuando se les denomina «guajiro», vocablo usado para llamar a los campesinos en Cuba.
La mayoría de la población cubana vive orgullosa de llevar un apellido isleño, descendiente de los primeros canarios que llegaron a la mayor de las Antillas en el siglo XVII.
mem/rga