La fecha constituye un momento solemne de la patria y evoca las exequias de dos mil 85 cubanos que cayeron en aquel continente por la erradicación del apartheid y en apoyo a la independencia de Angola.
Durante poco más de tres lustros -entre 1975 y 1991- la isla caribeña, a solicitud del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), brindó asistencia militar a esa nación, asediada por otras fuerzas internas y por tropas sudafricanas.
El despliegue de decena de miles de efectivos desde la pequeña isla antillana, conocida como Operación Carlota, constituyó una proeza en el terreno militar y consiguió frustrar los intentos de impedir la soberanía angolana.
Durante esos años de conflicto bélico, el heroísmo de los combatientes cubanos junto al MPLA y su pueblo contribuyó también a la independencia de Namibia y a la liberación del líder sudafricano Nelson Mandela, tras largos años encarcelado.
El empuje victorioso de esa fuerza condujo a un proceso de paz entre las partes, que a la postre pactó también la retirada de unos 52 mil cubanos que cumplieron la tarea encomendada por la dirección del país, encabezada por su líder histórico Fidel Castro.
En ese contexto, en 1989 tuvo lugar la ceremonia de inhumación de los caídos en Angola, Etiopía y otros países, realizada en El Cacahual, capitalino sitio donde reposan los restos mortales del Lugarteniente General Antonio Maceo y su ayudante Panchito Gómez, caídos el 7 de diciembre de 1896.
La Operación tributo fue el resultado del trabajo de investigadores forenses del Instituto de Medicina Legal de Cuba, quienes desplegaron su pericia y experiencia para la identificación y preparación de los restos mortales de los combatientes en el cementerio de la Misión Militar Cubana en Angola.
Aunque han pasado 34 años de aquella sentida ceremonia, en Cuba recuerdan la épica jornada de lágrimas derramadas por un compatriota caído, y de compromiso sostenido con las causas justas en cualquier país del mundo.
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