La acción, bajo el nombre de Campaña Naval Orión, integró a unas 100 instituciones de cuatro continentes, que unieron esfuerzos operacionales e intercambiaron información de inteligencia “de manera combinada, conjunta, coordinada e interagencial”, explicó a W Radio la entidad castrense.
El operativo internacional, que duró 45 días, capturó 195 toneladas de cocaína, 176 de marihuana, 14 de hachís y dos de base de coca, en las 42 naciones de América, Europa, Asia y África donde operaron sus efectivos, añadió la Armada.
La Campaña Naval antidroga incautó también 248 toneladas de insumos sólidos y 259 mil galones de materiales líquidos; destruyó 332 infraestructuras ilegales para la extracción y transformación de alcaloides; capturó 113 embarcaciones, seis semisumergibles y dos aeronaves; y arrestó a 574 supuestos contrabandistas.
Esas cifras –opinó la institución armada- constituyeron récords en la incautación de narcóticos, disminuyeron su oferta a nivel mundial, y asestaron un duro golpe a las finanzas de las organizaciones del crimen organizado responsables del tráfico, que dejaron de ganar 7.8 billones de dólares.
Según expertos, esos resultados, además, impactan en la salud pública, «al prevenir que 97 mil personas se convirtieran en nuevos consumidores, evitar 200 mil urgencias médicas, y ahorrar la inversión de 127 millones de dólares en gastos adicionales de salud pública en los países consumidores».
Los países participantes en la Campaña Naval Orión fueron Alemania, Antigua y Barbuda, Argentina, Barbados, Bélgica, Belice, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Corea del Sur, Costa Rica, Dominica, Ecuador, Estados Unidos, El Salvador, España, Filipinas y Francia.
Otros protagonistas fueron Granada, Guatemala, Guyana, Honduras, Indonesia, Islas Caimán, Italia, Jamaica, México, Países Bajos, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, Reino Unido, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y Las Granadinas, Santa Lucía, Senegal, Singapur, Suecia, Surinam, Trinidad y Tobago, y Uruguay”.
Territorios limítrofes de Estados como Colombia, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y Argentina son escenarios frecuentes del actuar de bandas internacionales de narcotraficantes, que acumulan grandes cantidades de estupefacientes para su posterior traslado a Estados Unidos y países de Europa.
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