Citado por el periódico Magyar Nemzet, Madyar informó que los preparativos para la reunión entre los mandatarios de ambos países continúan, pero es apresurado aún, pues quedan varias cuestiones controvertidas no resueltas.
Al preparar la reunión entre Zelensky y Orban, pusimos la condición de que primero era necesario acordar cómo resolver las disputas en la mesa de negociaciones.
De acuerdo con él, aún no se ha llegado a ese punto, por lo que una reunión ahora sería inoportuna.
Pero trabajamos, y los ucranianos han tomado algunas medidas para satisfacer nuestras reclamaciones, afirmó el viceministro de Asuntos Exteriores.
En los últimos dos años, Orban no ha tenido una sola reunión completa con Zelensky, y a diferencia de los líderes de otros países de la Unión Europea (UE), nunca visitó Kiev durante este tiempo.
Una vez intercambiaron algunas frases en la cumbre de la UE en Bruselas, a la que acudió como invitado el presidente ucraniano, y el 10 de diciembre hablaron brevemente en Buenos Aires en la ceremonia de toma de posesión del presidente argentino Javier Miley.
Allí Orban recibió una invitación para venir a Kiev.
En una conferencia de prensa de fin de año, el 21 de diciembre, el primer ministro húngaro respondió afirmativamente cuando se le preguntó si aceptaba esta invitación, pero añadió que se debe preparar una reunión con Zelensky.
Aclaró que esta tarea se ha confiado a los ministros de Asuntos Exteriores de Hungría y Ucrania, pero aún no se ha decidido cuándo se celebrará dicha reunión.
La Rada Suprema ucraniana, el pasado 8 de diciembre, adoptó una ley sobre los derechos de las minorías nacionales, al tener en cuenta las recomendaciones de la Comisión de Venecia, órgano asesor del Consejo de Europa.
El documento prevé la abolición de algunas restricciones lingüísticas para las minorías nacionales que utilizan las lenguas oficiales de la Unión Europea.
Por su parte, el gobierno húngaro declaró que estudiará el documento y verá cómo se implementará en la práctica.
Según especialistas, en general, Budapest reaccionó con bastante escepticismo ante los intentos de Kiev de rectificar la situación, al recordar que en los últimos ocho años los derechos de la comunidad húngara en Transcarpatia han sufrido demasiados daños.
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