En una carta publicada en el diario Le Monde, por iniciativa de la asociación MetooMedia, consideraron que con su postura el mandatario demostró desinterés por la causa de las víctimas de violencia sexual y sexista, así como una ignorancia total en el tema.
Señor Presidente de la República, usted dijo desear convertir su segundo quinquenio de gestión en el de la lucha contra la violencia hacia las mujeres, pero eso fue una posición política, nada más, opinaron los firmantes.
Hace una semana Macron calificó a Depardieu de orgullo de Francia, afirmó tener desprecio por la cacería de brujas y pidió que la justicia haga su trabajo.
Asimismo, desautorizó a la ministra de Cultura Rima Abdul-Malak, quien había anunciado un procedimiento para decidir si el comediante de 74 años merece conservar o no la Legión de Honor.
Famoso por la interpretación de personajes como Cyrano de Bergerac, Vatel y el Conde de Montecristo, sobre Depardieu pesan al menos tres acusaciones por delitos sexuales, presentadas por las actrices Hélène Darras y Charlotte Arnould, y la periodista y escritora española Ruth Baza.
Por otra parte, la actriz Anouk Grinberg declaró a la revista Elle que «todos los que trabajaron con Depardieu saben que él atacaba a las mujeres», mientras en abril pasado 13 féminas le atribuyeron al actor violencia sexual cometida entre 2004 y 2022.
De acuerdo con los ciudadanos que criticaron la postura de Macron, el jefe de Estado debió saludar el coraje de las víctimas al denunciar por lo que pasaron.
“Usted pudo entrar en la historia como el presidente que hizo avanzar de manera sostenida la causa de las víctimas de las violencias conyugal, sexista y sexual, sin embargo, con sus palabras, validó la cultura de la violación desde lo más alto del Estado”, concluyeron.
El lunes, más de 50 personalidades de la cultura en Francia habían atizado la polémica al divulgar en el diario Le Figaro una carta en defensa de Depardieu, esgrimiendo un linchamiento mediático y desprecio por la presunción de inocencia a la hora de abordar la situación de quien calificaron de “el último monstruo sagrado del cine”.
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