Desde el 26 de diciembre, una cuarta parte de los alrededor de 60 empleados de la espectacular abadía benedictina consideran físicamente imposible las actuales condiciones, marcadas por el frío, la humedad y los 350 escalones a vencer a diario para llegar a sus puestos.
Como resultado del movimiento, cuyo futuro definirán este sábado los sindicatos, el monumento histórico visitado cada año por más de tres millones de personas ha alterado su horario, cerrado al público o abierto sus puertas de manera gratuita (la visita cuesta 13 euros).
Citada por el diario Le Figaro, una de las trabajadoras, Herminia Amador Chacón, afiliada a la Confederación General del Trabajo (CGT), afirmó que ante el complejo escenario, enfrentan “problemas de articulaciones, rodillas y tobillos”.
Las demandas de los huelguistas incluyen el aumento de personal y de salario por determinadas competencias y acciones, así como mejores condiciones para lidiar con las adversidades.
El Mont Saint-Michel se sitúa en la Mancha, en la región de Normandía, y fue declarado junto a su bella bahía en 1979 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que lo volvió a clasificar como tal en 1998 como parte del Camino de Santiago en Francia.
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