Cuando el domingo último, durante el quinto juego de la final de la Liga Élite del béisbol cubano entre Cocodrilos y Cazadores, escenificado en el estadio 26 de julio de Artemisa, el zurdo de 39 años conectaba imparable en el sexto capítulo ante los envíos de José Ignacio Bermúdez, su nombre ingresaba en la historia del béisbol como el hombre número 27 en arribar al selecto club de los dos mil inatrapables.
Su visible alegría no se escondería en ese instante, pero para Ariel las mayores sonrisas aún estaban por llegar y la noche de este martes materializó el sueño de 18 años en lides nacionales con sus Cocodrilos, al proclamarse campeón y dejar atrás fantasmas recurrentes que lo alejaron por años de ese cetro.
Muchos decían que el equipo no ganaba porque yo estaba en él, pero afortunadamente logré romper esa maldición algo tonta, pues como atleta siempre he trabajado para dar lo mejor en la provincia que me vió nacer, aseguró Sánchez a Prensa Latina con un dialecto más fluido de lo habitual, tal vez como consecuencia de la alegría desbordada de ser campeón.
El hijo de Arturo y sobrino de los legendarios Wilfredo y Fernando, ambos incluidos dentro de ese selecto club de los dos mil hits, confesó que llevaba toda la vida soñando con un campeonato, pues Matanzas ganó la Serie Nacional de Béisbol número 59, pero él no era parte del conjunto.
Sufrí mucho en ese campeonato, en esa campaña inicié en el equipo, pero por problemas que se presentaron salí de la nómina y aunque disfruté mucho el triunfo, yo quería estar en uno que fuese partícipe, manifestó.
Para el oriundo del municipio de Jovellanos, llevar el apellido Sánchez resultó en sus primeras etapas algo un poco complejo, pues las comparaciones con sus tíos Wilfredo y Fernando fueron recurrentes.
Pese a su mediana estatura y complexión física delgada, su voluntad le permitió sobresalir por encima de ellos, como él mismo confesó.
Yo sabía que tenía calidad como pelotero para imponerme y obtener mis resultados, estoy orgulloso de ser un Sánchez, pero también de haber forjado mi carrera mediante mis logros, refirió el bateador de la llamada mano equivocada.
La victoria de ayer, la primera en la historia que da en un campeonato a Matanzas en sus predios, es un momento que jamás olvidaré en mi trayectoria deportiva y agradezco mucho a todo el pueblo que me apoya, a la familia y a todas las personas que sonríen con mis éxitos, añadió.
Para Ariel, quien ya puso el apellido Sánchez nuevamente en la historia del béisbol cubano, aún queda camino dentro de la pelota, pues quiere superar los indiscutibles de sus tíos.
Y aunque para ser el Sánchez que más imparables tenga en Cuba tendría que conectar casi 300, pues Fernando concluyó con dos mil 215, el reto será algo que lo motive a seguir.
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