En entrevista exclusiva con Prensa Latina, el jazzista confesó que lo ha vivido desde sus inicios en este evento del Festival Internacional Jazz Plaza, cómo se congregan artistas de todo el mundo para descargar y sentir cada acorde pianístico, o de trompeta o saxofón.
Cuba es una de las más hermosas fusiones de humanidad que jamás haya visto, expresó el músico.
Ves toda esta gente que hay aquí, ves la cara de ellos, preguntó a la reportera, son de todas partes del planeta; esa es la belleza detrás de este espectáculo y, a su vez, todos estos participantes tienen tanto para enseñarnos, realzó.
Ese es para mí el espíritu del jazz y el significado del festival como apertura de encuentros entre amigos y hermanos, acotó.
Hijo de otro gran maestro de Latin jazz, Chico O’Farrill, este músico es, además, compositor y director del Afro Latin Jazz Orchestra.
Este género lo considero como una herencia mundial que viene de África, opinó.
Al referirse a algunas diferencias entre la música cubana y la norteamericana, O’Farrill comentó acerca de esa riqueza y mixtura traída de otras regiones, llegadas aquí a Cuba a través del arribo de muchas culturas, como la española, la africana, la china y, sin olvidar, la fuerte influencia de los ritmos estadounidenses.
Vamos a hablar, por ejemplo, de Europa, desde donde vinieron muchos de los músicos, también por un problema de posición geográfica, porque esta isla siempre fue como un puente cultural, apuntó.
Entonces todo ese influjo reportó un entrenamiento fuerte para los pobladores de acá y ello refleja también lo bueno de aquel continente en cuanto a cada melodía arribada a Cuba, lo cual fue formando su idiosincrasia, comentó el jazzista.
Se incluye la armonía de los ibéricos, de los franceses, por eso es que los músicos de aquí están entre los más finos y mejor entrenados en el mundo, ratificó.
El maestro fue muy enfático en esa licencia de los africanos, como algo, precisó, que no se puede definir.
Son esas historias de vida, de pueblo, de lo cotidiano, de la relación entre vecinos en los denominados solares, todo eso viene de los africanos, añadió al describir vivencias en el país caribeño, el cual visita desde la primera edición del Jazz Plaza.
O’Farrill señaló que en el jazz, como en la vida misma, espontaneidad y naturalidad son necesarias.
Cada día tienes que flotar, el universo te manda cosas nuevas y el secreto está en crear, reafirmó.
A una última pregunta de Prensa Latina sobre sus visitas a la isla, el músico no dudó y se apresuró a responder con certeza que mientras lo inviten seguirá viniendo.
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