Próxima a cumplir 510 años de fundada, el próximo 4 de junio, la bucólica urbe fue catalogada como la más medieval de las primeras villas cubanas por la DUnaoctora Alicia García, la misma que calificó a la Trinidad de Cuba como “Un don del cielo”.
Un inmueble de dos plantas albergó por ejemplo a Federico Capdevila (1845, Valencia, España-1898, Santiago de Cuba) al casarse con la espirituana Isabel María de los Dolores Pina Estrada.
Enclavado en Cervantes No.11, esquina a Máximo Gómez, posee un alto valor histórico y arquitectónico, por lo que está comprendido entre los bienes culturales con grado uno de protección.
Una tarja a la entrada de este lugar cargado de historia, por cuyos anchos portales transitan a diario muchas personas y donde radica la Casa de Cultura Osvaldo Mursulí rememora que el digno oficial español residió en esta casona desde 1871 a 1873.
Fue él quien intervino en la defensa de los estudiantes de Medicina, ocho de ellos fusilados por el colonialismo español el 27 de noviembre de 1871, en La Habana.
Otra tarja indica que allí nació en 1841 Manuel Mendigutía, abogado, secretario y miembro del Estado Mayor del presidente de la República en Armas, Carlos Manuel de Céspedes, nombrado el Padre de la Patria.
Y si de aporte generoso a la Patria se habla está el que ofreció el Mayor General Serafín Sánchez (1846-1896), Héroe de las tres guerras de independencia del siglo XIX, amigo y colaborador del Héroe Nacional José Martí (1853-1895), el más universal de los cubanos.
La ciudad que escuchó el primer llanto de Serafín Gualberto, a la postre llamado el paladín espirituano, conserva con celo la Casa Natal del Héroe, convertida desde hace tiempo en museo.
Mientras, la fachada de la casa de Independencia No.158 perpetúa en una tarja (1947) a los hermanos Carlos Augusto y Alfredo de la Torre Madrigal, unidos además por una misma vocación y una triste historia.
A los 20 años fue elegido al azar y fusilado Carlos Augusto, quien nació el 29 de julio de 1851 en Puerto Príncipe (Camagüey), y su hermano Alfredo vio la luz el 4 de agosto de 1850 en Sancti Spíritus.
Ambos eran hijos de Esteban de la Torre, natural de Puerto Príncipe, y Manuela Madrigal Mendigutía, de Sancti Spíritus.
Alfredo tuvo mejor suerte y fue condenado a cuatro años de presidio. Más tarde indultado marchó al extranjero. Graduado de doctor en Medicina y Cirugía en Francia, en 1883, regresaría a su ciudad natal, donde residió hasta su muerte, ocurrida el 15 de abril de 1902.
El Museo Provincial de Historia se alza en una mansión de 1740, construida para el capitán Don Pedro de Castañeda, uno de los espirituanos que se negó a jurar obediencia a los invasores ingleses en 1762.
Entre las figuras que llevaron a planos nacionales el arte espirituano está Francisca Hernández de Zamora (1841-1931), una de las poetisas más importantes. Además de maestra, dramaturga y narradora brilló por su patriotismo.
La cuarta de las siete primeras villas fundadas en Cuba por los españoles, continúa resguardando historias de dignidad, patriotismo y vivencias cotidianas tras las paredes de sus añejas viviendas.
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