Esta organización, que trabaja por la igualdad entre niñas y niños y el respeto de sus derechos fundamentales, alertó de que este problema no solo se da en el ámbito escolar sino también a través de los teléfonos móviles, redes sociales, plataformas de mensajería o de juegos.
La investigación puntualizó que violencia sexual y de género son “todos los actos que tienen como objetivo devaluar, humillar o atacar a una persona en función de su identidad de género, real o percibida”, y que estas agresiones pueden ser “de carácter físico, verbal, psicológico o sexual”, explicó.
Entre las conclusiones destacó la dificultad para las víctimas “de hablar sobre lo vivido” y, del total, dos tercios confiaron su situación a alguien, padres o amigos en igual proporción, mientras que solo el 18 por ciento se puso en contacto con el personal de la escuela, pese a que los centros juegan un papel fundamental en la prevención y el apoyo de estos casos.
Además, el estudio también reveló que el nueve por ciento de las jóvenes consultadas han sufrido algún episodio de ciberacoso, y un 32 por ciento fueron testigo de este tipo de agresiones a amigas o compañeras de su centro escolar.
Dos de cada tres víctimas de acoso virtual afirmó haber sido también víctima de violencia sexual y de género en su centro educativo, y una proporción similar de las encuestadas consideraron que la escuela no ofrece suficiente apoyo a las víctimas de este tipo de violencia en línea.
El documento también analizó los datos sobre los agresores, que en un 83 por ciento de los casos fueron niños o jóvenes, mientras que las chicas participaron en un 34 por ciento de agresiones, precisando que seis de cada diez veces se trata de un fenómeno grupal más que de una acción proveniente de una sola persona.
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