De acuerdo con el principal gremio del campo, la Federación Nacional de Sindicatos de Agricultores de Francia (Fnsea), su objetivo es que para este viernes el movimiento de contestación extienda sus acciones, sobre todo los bloqueos de autopistas con tractores, a 85 de los 96 departamentos del territorio metropolitano.
Organizaciones sectoriales de la Región Parisina adelantaron la víspera que los cierres de rutas llegarán a la capital, con el llamado a bloquear sus accesos, en particular las autopistas A1, A6, A10, A11, A13 y A15.
Por su parte, el gobierno señaló que el primer ministro Gabriel Attal viajará a uno de los focos de tensión para anunciar un paquete inicial de medidas en apoyo a los agricultores, quienes denuncian los bajos salarios, el aumento del precio del combustible, el impacto de la inflación y las normas ambientales europeas, que tildan de muy severas.
Hasta ayer estaban identificados más de 60 puntos de accionar del movimiento, el cual comenzó sus reclamos el jueves de la semana pasada con el bloqueo de la autopista A64, que enlaza a las sureñas ciudades de Toulouse y de Bayona (País Vasco francés).
Pese a que algunas de las manifestaciones han tenido como blanco prefecturas departamentales, incluyendo episodios aislados de violencia, el ejecutivo no ha replicado a través de la policía, lo que sugiere cautela y sobre todo preocupación de que las movilizaciones retrotraigan a Francia a finales del 2018, cuando fue muy potente el movimiento de los Chalecos Amarillos.
El gobierno insiste en que responderá a las inquietudes de los campesinos, sin embargo, el presidente de la Fnsea, Arnaud Rousseau, advirtió que no aceptarán soluciones por debajo de las expectativas y las necesidades.
La víspera, la Confederación General del Trabajo convocó a sus alrededor de 600 mil afiliados a sumarse a las protestas de los agricultores.
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