Fue en la Plaza Cuba, de esta capital, donde compatriotas de Martí y uruguayos amigos de su isla le rindieron tributo ante una escultura que lo inmortaliza y ante la cual colocaron una ofrenda floral.
Los versos sencillos del excelso poeta: Cultivo una rosa blanca en julio como en enero, para el amigo sincero que me da su mano franca, cobraron renovado lirismo en el homenaje.
Miembros de la embajada cubana e integrantes de la brigada médica de su país que prestan servicio en el Hospital de Ojos «José Martí» de Montevideo, participaron en el acto.
También representantes de organizaciones políticas del país sudamericano, graduados de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), uruguayos que vivieron exiliados en la ínsula caribeña y otros amigos de la solidaridad con la Revolución Cubana.
La vigencia del legado martiano fue subrayada por la primera secretaria de la misión diplomática aquí, Rachel Maury, quien recordó los lazos bilaterales que tienen a José Martí como protagonista, en particular en su desempeño como cónsul de Uruguay en Nueva York durante cinco años.
Martí nos advirtió de las amenazas que aún se ciernen sobre los pueblos de Latinoamérica, apuntó.
De él heredamos el internacionalismo y la vocación por la defensa de las causas justas, sentenció Maury.
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