Por Adis Marlén Morera
Redacción de Cultura
La sala Avellaneda del Teatro Nacional, en esta capital, acogió la noche del domingo a un abanico de grandes artistas en una presentación donde el notable pianista cubano Roberto Fonseca, director artístico del certamen, fusionó arte y melodía junto al Ballet Nacional de Cuba (BNC).
Ovaciones y aplausos de un auditorio totalmente de pie mereció la actuación de los jóvenes bailarines, quienes danzaron al compás de Contradanza del Espíritu, composición de elevado virtuosismo dentro del repertorio de Fonseca.
Para esa gala, que elogió el aniversario 75 de la compañía, fundada el 28 de octubre de 1948 por Fernando, Alberto y Alicia Alonso, el bailarín y coreógrafo cubano Raúl Reinoso creó Apparatus, una obra que profundiza en las interioridades del ser humano.
«Soy un creador que hace música con el cuerpo, y mi propósito con la pieza fue deconstruir el paradigma clásico del BNC para sumergirme en el individuo, trabajar con ellos, no con los bailarines, y conocer sus dolencias, aspiraciones, sensualidad, religiones», declaró a Prensa Latina.
El instrumentista también acompañó, desde la sonoridad de sus dedos, a la primera bailarina y directora general de la reconocida agrupación danzaria, Viengsay Valdés, y al bailarín principal Ányelo Montero en el tercer movimiento de Love Fear Loss, un ballet inspirado en la vida y música de la famosa cantante francesa Edith Piaf, con coreografía de Ricardo Amarante y música de Charles Dumont.
El pianista hechizó nuevamente al público con su más reciente álbum La gran diversión, donde la habilidad de sus manos se engrandeció tras melodías como Baila mulata, Cuando tú bailas pa mí, Oscar please stop y Maní mambo, unido a la conocida No me llores más, que dedicó a “esos grandes músicos de Buena Vista Social Club”.
Fonseca recibió, por la Sociedad General de Autores y Editores (Sgae), la distinción «Llave de la Casa de los Autores», y Viengsay Valdés, un reconocimiento del Jazz Plaza y otras instituciones por el aniversario de la compañía: una pieza de la fotógrafa cubana Lilien Trujillo Vitón.
Bajo el slogan Pa’que flujazz a nuestro ritmo, el festival se honró con la participación de grandes del pentagrama como su principal artífice, el músico Bobby Carcassés, y los pianistas cubanos radicados en Estados Unidos Arturo O’Farrill e Ignacio “Nachito” Herrera.
Compartieron la escena junto a ellos otros grandes artistas cubanos, músicos provenientes de 21 países, de ellos 92 intérpretes estadounidenses y 66 agrupaciones internacionales, quienes ofrecieron su arte del 21 al 28 de enero en escenarios de La Habana y Santiago de Cuba.
No faltaron otros que con habilidad interpretativa otorgaron magia a la cita jazzística de su país: José María Vitier al piano con una Noche Insular repleta de estrellas, Alejandro Falcón y su trío Cubadentro, quien junto a la compañía de danza contemporánea Malpaso sedujo al compás de La Isla que Baila.
Espectáculo de lujo resultó asimismo el presentado por Estrellas de Buena Vista y más, agrupación integrada por miembros fundadores de ese prestigioso formato surgido a mediados de la década de 1990, y que bajo la dirección musical del maestro Pancho Amat subió por vez primera a la escena nacional.
Sabiduría rima con cubanía cuando se trata de Joaquín Betancourt, indica un titular en el diario del festival, sin dudas, extraordinario fue el recital Amada Música del maestro, actuación que celebró los 15 años de la Jazz Band y los 50 de vida artística del Premio Nacional de Música (2019).
La recién concluida edición rompió récord de asistencia, consideró Fonseca, gracias también a la presencia de talentos internacionales como el saxofonista dominicano Sandy Gabriel, la violinista y cantante mexicana Mireya Ramos- ganadora de Grammy Latino en 2017-, el pianista estadounidense Aaron Goldberg, y la banda noruega Mathias Eick Quintet, entre muchos otros.
El jazz en Cuba alcanzó un elevado vuelo en manos también de jóvenes intérpretes como el pianista cubano Rodrigo García Ameneiro, quien lideró un concierto homenaje a la Nueva Trova, y su coterráneo el saxofonista Michel Herrera, que rindió tributo al prestigioso músico Bola de Nieve.
Otros relevantes exponentes del arte fueron homenajeados en el festival, entre ellos, Miguelito Cuní, César “Pupy” Pedroso, y Pachy Naranjo Verdecia, en ocasión del aniversario 60 de fundada la orquesta La Original de Manzanillo.
El evento reservó en esta capital un encuentro académico, el XIX Coloquio Internacional «Leonardo Acosta in Memoriam» (del 22 al 27 de enero), que reunió en la Fábrica de Arte Cubano a especialistas, estudiantes, profesionales del género y de la industria bajo un hilo conductor: el piano en el jazz.
Mientras, en Santiago de Cuba tuvo lugar el Coloquio «Mariano Mercerón in Memoriam», 22 y 23 de enero.
«Para mí es una forma de mostrar lo que es Cuba, una manera de imponernos por encima de lo imposible y crear el milagro que implica el jazz en la música cubana», opinó el Premio Nacional de Música (2012) Bobby Carcassés, a cargo de la imagen visual del evento.
Resultan innecesarias otras evidencias, el Jazz Plaza, como afirmara este admirable intérprete, «es uno de los eventos más importantes de América y de Cuba, y junto al Festival de Ballet y el de Cine, constituyen verdaderas revoluciones dentro de la Revolución cubana».
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