Tres semanas después de su nombramiento, que lo convirtió en el primer ministro más joven de la V República a sus 34 años, el jefe del Palacio de Matignon compareció ante la Asamblea Nacional, donde apeló al orgullo nacional frente a los desafíos, afirmando “Sí, queremos tomar el destino en nuestras manos”.
En su intervención, anunció un segundo paquete de medidas para tratar de calmar el movimiento de protestas de agricultores que sacude al país desde hace una docena de días, con ayudas y promesas de combatir la competencia desleal.
La agricultura es nuestra fuerza y uno de los fundamentos de nuestra identidad y tradiciones, subrayó en el hemiciclo, en un discurso que fue fustigado desde todas las oposiciones: los partidos de izquierda, Agrupación Nacional (extrema derecha) y Los Republicanos (conservadores).
Attal expresó compromiso con la respuesta a las inquietudes de la clase media, la “desburocratización” de la sociedad, la solución al problema de la vivienda, la transición ecológica, la energía nuclear y el fortalecimiento de los sistemas de salud y de educación.
Al respecto, frente a los diputados, calificó a la escuela de “la madre de todas las batallas”.
De acuerdo con el primer ministro, otra preocupación de los franceses será priorizada: los temas de seguridad; arreciando el enfrentamiento a las drogas, potenciando la eficacia de la justicia y trabajando en la re-educación de los jóvenes delincuentes.
En cuanto a la importancia de la Unión Europea, asumiendo que “menos Europa, será menos poder para Francia”.
Líderes opositores como Jean-Luc Mélenchon (La Francia Insumisa), Marine Le Pen (Agrupación Nacional) y Éric Ciotti (Los Republicanos) criticaron la intervención, con calificativos que fueron desde arbitraría y desconectada hasta reaccionaria y traicionera.
Sin sorpresas, Attal no solicitó la confianza de la Asamblea Nacional, una tradición republicana que saltó ante el hecho de que el oficialismo no cuenta con la mayoría absoluta en el Palacio Borbón.
La izquierda presentó una moción de censura contra el primer ministro, que sería votada el jueves, sin que esté claro aún qué harán la extrema derecha y los conservadores, en un escenario en el que ambas fuerzas son necesarias para el éxito de la iniciativa.
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