De acuerdo con la FSU-SNUipp, el principal sindicato de maestros primarios, su expectativa es una media de cuatro de cada 10 afiliados con participación en el paro a nivel nacional y el 65 por ciento en París.
Otras organizaciones, como las filiales del gremio de la Confederación General del Trabajo, Fuerza Obrera y SUD-Educación, formarán parte de la movilización convocada desde finales del año pasado.
A la huelga se sumarán manifestaciones en varias ciudades francesas, con la mayor de todas esperada en esta capital, donde una marcha de maestros prevé llegar hasta el Ministerio de Educación.
En un comunicado, la FSU-SNUipp denunció que «la escuela está en crisis desde hace años», con un deterioro de «las condiciones de trabajo para el personal docente y de aprendizaje para los alumnos».
Desde su llegada al cargo el mes pasado, el primer ministro Gabriel Attal ha fijado la educación como una prioridad nacional, postura que el sector reclama se traduzca en respuestas concretas, en un escenario de inflación y de falta de profesores.
Aunque el paro ya estaba organizado desde el año pasado, muchos maestros consideran una motivación adicional para protestar los propósitos sobre la escuela pública emitidos por la ministra de Educación, Amélie Oudéa-Castéra, quien trasladó a sus hijos a la enseñanza privada.
La protesta de educadores se produce en un contexto tenso, por el movimiento de agricultores que desde hace dos semanas sacude a Francia, mediante el bloqueo con tractores de autopistas y otras acciones.
Los campesinos denuncian bajos salarios, competencia desleal y normas ambientales europeas muy severas, además de que una parte de ellos considera insuficientes las medidas gubernamentales anunciadas en los últimos días para tratar de aliviar la crisis.
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